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El Telégrafo
Viviana Paredes

Columnista invitada

La cultura del macho

21 de octubre de 2016 - 00:00

En su artículo ‘La cultura del macho alfa’, Sebastián Vallejo no solo minimiza los avances en igualdad de género y la importante participación que hemos tenido las mujeres en la construcción del país, sobre todo en la última década, sino que al asumir que el Presidente estereotipa a la mujer expone su propia mentalidad que le impide elevar el nivel de análisis, llevándolo a un peligroso simplismo que le dificulta reconocer lo que el Presidente ha aclarado en varias ocasiones: el maquillaje que critica es lo falso y mentiroso del discurso político socialcristiano, algo que -también- aplica para hombres como Jaime Nebot y su ‘modelo exitoso’.

Vallejo expone no solo la posición privilegiada en la que coloca al hombre y el lugar ‘vulnerable’ que considera tenemos las mujeres, sino que -además- devela sus limitantes al momento de entender que la lucha contra el patriarcado va mucho más allá que la lucha por el empoderamiento del lenguaje para la mujer, esta lucha llega hasta la equidad de género, algo que será difícil que comprenda, considerando su perspectiva heteronormativa.

Sobre la ‘preocupación’ que expone debido a que el Presidente tildó de ‘neuróticas’ a quienes lo criticaron, es importante señalar que, una vez más, su machismo le juega una mala pasada. Vallejo ubica el término únicamente sobre las mujeres. Aclaremos algo, un hombre también es resultado de una neurosis de angustia, por lo que puede ser neurótico, no es algo exclusivo de las mujeres.

Para ello, lo invito a revisar a Judith Butler y su texto Cuerpos que importan. Allí podrá reconocer que una de las dolencias neuróticas se genera en una prohibición (por ejemplo, mentir a los ecuatorianos o insultar al Presidente), acompañada por amenazas imaginadas (las supuestas denuncias de ‘machismo’), algo que describe muy bien el accionar neurótico de ciertas autodefinidas ‘feministas’ que usan esta lucha como herramienta para hacer politiquería y ganar minutos de fama.

Su ‘análisis’ es, en realidad, la expresión de un machismo solapado. Práctica muy parecida al que da caridad para limpiar su conciencia por la explotación de sus empleados y que incluso disfruta que aplaudan su bondad. Quizá por esta razón involucra, sin análisis y con don de juez de la moral y la ética, al Presidente de la República sin profundizar, exponiéndose a caer en un discurso esnobista y ciego de odio al Gobierno, que sabe utilizar para que su columna cobre minutos de fama. Pero pregúntese: sin el falso argumento de Correa, ¿usted habría escrito algo ‘a favor’ de las mujeres o esto también es puro maquillaje? (O)

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