De acuerdo con Henry Wallon, “toda persona debe estudiar hasta el límite de sus aptitudes” y, en el nivel del ingreso a la universidad, las aptitudes más destacadas deben ser examinadas y coincidir con las principales aptitudes y talentos requeridos en la carrera que se aspira a estudiar. Por tanto, deben existir pruebas generales para todas las personas que aspiran a ingresar a la universidad, como acontece en la actualidad y, además, pruebas específicas de acuerdo a la carrera que se pretende estudiar. Las pruebas específicas deben tener una valoración muy superior que las generales.

Hay que ir hacia una comprensión holística integrando los aportes de diferentes científicos, investigadores y pensadores sobre las aptitudes, talentos y las inteligencias, como L. M. Terman, H. Wallon, H. Eysenck, H. Gardner, R. Sternberg, D. Wechsler, B. y L Nikitin, E. De Bono, D. Goleman, S.L. Rubinstein, M. Csikszentmihalyi, L. Vigotsky, M. Feldenkrais, B. Shree Rajneesh, D. Susuki, K. Matsushita y otros. Utilizo como equivalentes los términos habilidades especiales, aptitudes e inteligencias y su desarrollo excepcional como talentos y que reúno a continuación: la lógica-matemática, la verbal-lingüística, la práctica-tecnológica, la global-teórica-sintética, la analítica, la interpersonal, la espacial y las artes visuales, la corporal-psicomotricidad y la actuación, la intrapersonal y la meditación, la musical, la naturalista-ecológica, la idiomática, la artística-pintura, la ética-moral y la espiritual. Las mismas que deben ser tomadas en cuenta en las pruebas especializadas de las carreras específicas que se pretende estudiar.

Si se aplican pruebas de conocimientos deben estar agrupadas por áreas: exactas, naturales, sociales, artísticas y deportes y el área de conocimiento destacada de cada persona debe tener una valoración mucho mayor que las otras, coincidiendo con su aptitud o talento más destacado y de la carrera. Un tema de mayor importancia es la detección y educación de los talentos precoces excepcionales (niños y adolescentes) y de inteligencia genial de cualquier edad. Desde hace muchos años en los países del primer mundo, principalmente Estados Unidos, las más famosas universidades se disputan a las personas más dotadas de los diversos talentos para que  puedan acceder y hacer estudios superiores, independientemente de su edad, escolaridad formal, origen social, nivel económico y étnico.

En forma creciente y reciente, algunos  países del tercer mundo están aprovechando a los más brillantes talentos, permitiéndoles el ingreso a la universidad, sin ser bachilleres. Es urgente que se modifiquen las leyes para que existan cupos entre el 1 por mil al 1 por ciento de los que ingresan a la educación superior sin ser bachilleres, si es que aprobaran los exámenes de ingreso en el grupo de las mejores calificaciones. Conozco casos de estudiantes del bachillerato que para ‘probarse’ se presentaron y aprobaron los exámenes de ingreso en las más exigentes universidades de Ecuador, pero no fueron admitidos en Ecuador por no ser bachilleres y las universidades norteamericanas -muy felices- los aceptaron.

Nuestra extraordinaria naturaleza no es nuestra mayor riqueza. No es suficiente si seguimos siendo ignorantes sin desentrañar sus mayores secretos y misterios. No desperdiciemos a nuestros mejores talentos, que requieren las mejores oportunidades para cultivarse hasta el límite superior de sus potencialidades. Estudiemos las mejores experiencias. Creo que Japón ofrece las mayores oportunidades para aprovechar la diversidad de talentos, incluidos los espirituales. Los mayores talentos, con educación, creatividad y oportunidades de trabajo para su realización personal y al servicio de los demás, es la mayor riqueza de toda comunidad, país y la humanidad. Con creatividad y sabiduría aprovechemos a nuestros mayores talentos. (O)