Hace pocas semanas circuló por las redes sociales una foto de una persona con una gorra que dice “Estoy ofendido”, envuelta en plástico de burbujas con etiquetas pegadas con la palabra “frágil”. Era un disfraz de millennial. Fue imposible no reír… Pero, ¿quiénes son los millennials? ¿Realmente son frágiles? ¿Se ofenden por todo?

Los millennials conforman una generación que nació más o menos entre los años 80 y la primera década del nuevo milenio. La también llamada Generación Y, ha sido formada y determinada mayormente por la tecnología. Esto quiere decir que todo lo consiguen rápido y fácil, también que existe un exceso de información y, por ende, un exceso de opciones. Estas características tienen ventajas y desventajas, como todo en la vida.

La generación de los millennials tiene 12% más ansiedad que sus padres causada por la necesidad de variedad y rapidez para satisfacerse. Su Pirámide de Maslow está satisfecha desde muy temprana edad, por lo que sus expectativas (propias y ajenas) son muy altas. Hay más “igualdad” de oportunidades, lo que causa más competencia. Esta competencia les hace enfocarse más en ellos mismos que en el resto… Y esto también tiene ventajas y desventajas.

Los millennials están tan preocupados por su propio desarrollo que les importa mucho menos el qué dirán. Y esto desencadena un respeto más amplio al ser humano como individuo y no como parte de una comunidad. Son de mente más abierta y más tolerantes. Pero también estar tan ensimismados puede hacerlos ver muchas veces como narcisistas.

En resumen, la Generación Y no la tiene fácil. El mercado laboral es mucho más complejo, tiene más deudas en temas de mejora personal, es “adicta” a siempre querer más y es criada con malos hábitos (alimenticios y de sueño, por ejemplo).

Por otro lado, buscan un balance vida-trabajo, exigen flexibilidad, son positivos, idealistas y sueñan… aunque a veces les cuesta ejecutar por la cantidad de opciones. Entonces… pregunto yo, ¿en verdad esto es tan malo? ¿Realmente somos una generación frágil? (O)