Escribo en solidaridad con uno de los recicladores de Quito afectado por incuria ciudadana. Muchos de ellos reciben todavía un trato indigno, principalmente porque no se cumple en todos los hogares el principio elemental de separación de la basura, al menos en dos bolsas, la de lo orgánico y la de lo inorgánico, antes de ponerla en la vereda para la recolección de la Empresa Municipal de Aseo, y porque se incluye basura de riesgo, sin protección, como vidrio roto o basura contaminada. Lamentable actitud quemeimportista, que se observa todavía al respecto en la ciudad con incipiente cultura de reciclaje.

Un peligroso accidente, por la incuria a la que aludo, sufrió un reciclador en estos días. Escribió el siguiente mensaje que merece amplia divulgación: "Soy trabajador recolector de basura. Ayer me clavé una jeringa en mi mano, cuando quise recoger una bolsa.

Días anteriores encontré una bolsa llena de espinas que de milagro no me pasó nada. A veces pienso, ¿cómo la gente nos ve? ¿Qué pensarán de nosotros? ¿O qué se les cruza por la cabeza a la hora de dejar estas cosas en la basura?

Lamentablemente, la peor parte me la llevé yo, que durante un año debo hacerme análisis de sangre". 

A continuación, él mismo añade las medidas a adoptar:

"Por favor:

Si usaste una jeringa, déjala dentro de una botella.

Si vas a tirar vidrio, déjalo dentro de una caja o envuelto en diario.

Si vas a tirar una bolsa llena de ramas con espinas, escribe un cartelito.

Si llueve, tapa tus tachos, ya que se ponen muy pesados.

No dejes que rompan las bolsas.

Cuando abras latería, coloca la tapa dentro de la lata.

No somos cualquier, cosa como muchos piensan, somos seres humanos, también tenemos familia que nos espera, hijos que quieren vernos después de largas jornadas de trabajo.

Somos igual que ustedes.

Corremos muchos riesgos por recoger la basura día a día".

Por favor, comparte este mensaje, ya que es una prioridad generar conciencia y consideración por todos estos héroes anónimos que mantienen limpia nuestra ciudad, Sea que llueva y haga mucho frío o calor intenso, no importa, ellos siempre están ahí haciendo su labor.

Evitémosles accidentes y enfermedades al cumplir con su tarea. Pensemos igualmente en su economía y bienestar. Si a la vereda llega la basura seleccionada, se evitará que los trabajadores del reciclaje tengan que ir lentamente abriendo bolsa tras bolsa, con varios riesgos, como la fetidez de la materia orgánica en descomposición, que además vuelve inservible el cartón y el papel, y hace necesario limpiar pacientemente los plásticos, tarros y botellas de vidrio, amén de desperdiciarse la materia orgánica, que en otras ciudades se utiliza para generar energía.

Se ganaría mucho en eficiencia y dignidad del trabajo con una recolección de bolsas ya clasificadas. Apuesto a que aumentaría notablemente el porcentaje de residuos sólidos rescatados, que no van a parar en botaderos de basura de la ciudad.

Es inadmisible que suceda lo referido en una sociedad de derecho, donde el trabajo que cumplen los recicladores es tan válido como cualquier otro, más cuando su desempeño tiene una doble función de ayuda a la ciudad, por la limpieza que ejecutan y el cuidado del ambiente. De ahí que con propiedad se les llame gestores ambientales. (O) et