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Pablo Salgado Jácome

En busca del voto perdido

04 de noviembre de 2016 - 00:00

Es obsceno el comportamiento del Partido Socialista Obrero Español, PSOE. A través de la abstención permitió que el Partido Popular, PP, sea de nuevo gobierno. Aunque 15 de los diputados socialistas ratificaron su voto en contra de la investidura. PSOE y PP juntos. La vieja partidocracia reunida en la misma mesa alrededor de la más rampante corrupción.

En Ecuador sucede lo mismo. Las alianzas con fines  electorales rompen todo principio político e ideológico. Es decir, toda mínima norma de decencia política. Si no basta recordar la famosa ‘Unidad’ que finalmente se desgranó cual mazorca de canguil; se formó alrededor de Jaime Nebot, pero terminó tomada de la mano alrededor de Guillermo Lasso.

Nebot impuso sus condiciones, como siempre.  Sin espacio alguno para el diálogo y peor para compartir espacios de poder, uno a uno fueron abandonando el barco socialcristiano, en busca de los votos tan esquivos.

Sí, los votos son huraños. No se transfieren automáticamente. No se compran, ni se venden. A la hora de la verdad, los votantes ejercen su derecho, solos y en secreto.

¿Las candidaturas vicepresidenciales –tanto de Viteri como de Moncayo- pueden alterar significativamente este panorama? Seguro que no. Los votos seguirán esquivos.

A punto de cerrarse el periodo de inscripciones, los partidos apuran la conformación de listas para asambleístas. Y lo hacen a costa de divisiones y resentimientos, pero siempre con la esperanza de que capten eso votos perdidos, sobre todo en provincias.

Mientras tanto, el candidato de AP, Lenín Moreno, prefiere realizar reuniones con asociaciones y grupos organizados para captar adhesiones. Y luego de una no muy feliz presencia en medios, prefirió viajar al exterior a terminar su misión como Enviado Especial para discapacidades –rindió cuentas ante el secretario de la ONU, Ban Ki-Moon-. Aunque su candidato a vicepresidente, Jorge Glas, continúa recorriendo el país inaugurando obras.

Partir como el gran favorito, con unos porcentajes altísimos, no siempre es fácil. Necesita una campaña que le blinde de los ataques de la oposición, que sin duda cada vez serán más violentos y agresivos;  la manipulación, la mentira y las denuncias falsas serán pan de cada día.

Sin embargo, el reto de Moreno es claro y contundente: ganar en primera vuelta. Todos sabemos que el presidente Correa es un gran candidato. Así lo ha demostrado en las campañas de estos diez años, en las que ganó solo las elecciones presidenciales. Pero el escenario ahora es otro, y el candidato es otro. Moreno necesita apoyos, y –hay que decirlo- Glas no ha logrado vencer las resistencias que su figura genera.

Para ganar en primera vuelta necesita no solo los votos duros del presidente Correa, sino sumar por cuenta propia. Es decir, necesita transformar la aceptación alta de siempre, en votos duros y contantes.

A veces -en las filas de AP- da la sensación de un triunfalismo  y de una arrogancia política absurda. Insisto, hay que tender puentes y abrir puertas.     

En política, y aunque suene a lugar común, no todo está dicho, nada es absolutamente seguro. Granizo se ha tostado. Y en ocasiones, coyunturas inesperadas e incluso hechos previsibles –no resueltos a tiempo- hacen que los votos se evaporen, cual cenizas que se lleva el viento. (O)

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