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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

El verdadero respeto

31 de marzo de 2017 - 00:00

Se lo demuestra cuando se dice la verdad al soberano. Cuando se acepta -sin triquiñuelas- sus decisiones. Cuando se acepta la institucionalidad que se refundó con la Constitución de Montecristi, aprobada por el Ecuador profundo. Cuando se acepta -con humildad- que el pueblo es el mandante. No cabe, por tanto, aquella postura antidemocrática de ‘o gano o hay fraude’.

El próximo 2 de abril de 2017 serán las mayorías las que determinen quién será el nuevo presidente de Ecuador para el período 2017-2021; esa voluntad debe ser respetada, pero no con el cómodo bla-bla-bla; debe ser respetada con hechos. No a la violencia. No a los reclamos infundados. No a la divulgación de cifras extraoficiales y sesgadas antes del tiempo que el Código de la Democracia determina para estos casos. Sí a la paz. Sí a reconocer -caballerosamente- el triunfo del adversario político. Sí a la verdad elevada a la categoría de política de Estado.

El pueblo escogerá entre dos modelos: el uno que representa al neoliberalismo y la explotación que lleva implícita; que representa los intereses de la oligarquía financiera y empresarial. El otro, que representa los anhelos de las mayorías que se sintetizan en el Socialismo del Buen Vivir.

La derecha -desde hace más de dos siglos- promete a la humanidad el paraíso; lo ha conseguido, claro, para unos pocos. Los neoliberales criollos se disgustan porque el Socialismo del Buen Vivir, inaugurado en Ecuador hace diez años, ha cambiado las relaciones de poder. Ahora manda -se nota con claridad- el pueblo. Y lo seguirá haciendo con el binomio progresista.

En la campaña de la segunda vuelta se hizo evidente que la derecha ecuatoriana se esforzó para convertirnos en analfabetos políticos, haciéndonos creer que los ‘camisetazos’ son un hecho normal; haciéndonos creer que los indígenas deben estar junto a sus opresores históricos; haciéndonos creer que no hay ideologías. También ha incursionado en el campo del analfabetismo audiovisual con la musiquita, la frase y los bailarines del cambio. ¿Cambio de qué? ¿Cambio para qué? ¿Cambio para favorecer a quiénes? ¿Cambio para expoliar a quiénes?

Los capitalistas criollos se vuelven a equivocar del medio a la mitad porque las mayorías saldrán victoriosas sin caer en el engaño. Las mayorías quieren que el mal vivir no regrese a nuestra patria; quieren un presente y un futuro de bienestar; quieren alejar de sus vidas un futuro de frustraciones y tristezas. Quieren que sus hijos, y los hijos de sus hijos, tengan alegría, paz, justicia social. Después de todo, no están pidiendo imposibles porque estos tres elementos ya han estado presentes en la década ganada.

La construcción de un sencillo silogismo graficará lo que sucederá el próximo domingo en las urnas: el gobernante representa a la mayoría de sus votantes; la mayoría de votantes se siente representada por Lenín; por lo tanto, Lenín será elegido gobernante.

La historia nos dice que no debemos entregar el poder a los hambreadores. No debemos entregar el poder a los asaltantes financieros. No debemos entregar el poder a los mentirosos. No debemos entregar el poder a los oportunistas. El pueblo -con su voto inteligente- demostrará que tiene oídos receptivos para escuchar la voz de nuestra historia. (O)

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