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Juan Montaño Escobar

El retrato de las candidaturas

15 de febrero de 2017 - 00:00

Al cierre de la entrevista, Pablo Iglesias preguntó: ¿un libro? (de impacto personal, se supone). Rafael Correa, el entrevistado, respondió: Corazón. Del escritor italiano Edmundo de Amicis. Este jazzman leyó el libro en el mejor momento para formar personas, en la preadolescencia, de golpe se acordó de algunos personajes: Enrique, el autor del diario escolar; Garrón, el tipo bueno de la clase; Franti, el tipo malo; Carlos Nobis, el ‘pelucón’. El cununeo sin cesar de la lectura armoniza comunidades cognoscitivas, empáticas y descomplicadas porque se percibe la orientación del interés personal; cabe decir: “por sus lecturas los conoceremos”. Y si no advertimos sus perfiles políticos, al menos dan pistas fiables.

Debió ser por las lecturas de candidatos y candidatas, omitidas por toditos (toditititos, dice cierta propaganda electoral) los entrevistadores, mujeres y hombres, que debimos obtener pistas de sus verdaderas intenciones; las lecturas no mienten, son el mejor polígrafo intelectual. Entonces, qué, ¿será que quienes entrevistan padecen bibliofobia?

No faltaba más, en nuestro país de bajo índice de lectura. Ahora se entiende esa vergüenza nacional e internacional consagrada como programa electoral: tumbar los exámenes de acceso a las universidades. “¡Nos quieren igualar en la mediocridad!”, la molestia verbalizada no me corresponde, es de jóvenes que sin haber sido lumbreras en sus clases luchan por mejorar sus provincias y, por aquello, nuestro país. El problema no es el examen (llamado de la Senescyt), más bien está en el facilismo absoluto en el sistema educativo ministerial, algo a corregir de urgencia.

El cofrade Pablo Iglesias también le preguntó por una canción y Rafael Correa contestó (dudó un chin de segundo): Soy un corazón tendido al sol, de Víctor Manuel San José. Otra vez la bibliofilia nos empuja con voluntad cimarrona a las buenas canciones y a la mejor poesía. Una vez más, el polígrafo del ánima más sublime: “Aunque soy un pobre diablo, se despierta el día y echo a andar. Invencible de moral”. Nuestras preferencias culturales nos retratan de cuerpo entero, es posible que alguien se mimetice y confunda, pero el axê o la malevolencia definirán su ánima cotidiana.

Candidatos y candidatas (a la Presidencia y Asamblea Nacional) debieron pasar el polígrafo de la bibliofilia y las canciones, y así cuidar oído y alma del electorado de absurdidades, boberías e hipérboles. Hay las excepciones, pero son exiguas; lo normal es al revés. ¿Qué lee Cynthia Fernanda? ¿Qué lee Paco Rosendo? ¿Qué lee Lenín Boltaire (con esa ‘B’)? Misterio. ¿Sus canciones distintivas? Estas no son banalidades, es como se distingue a las personas barrio adentro, por sus abundancia de bibliofagia o su sensibilidad trovera. De política y economía algo se ha aprendido en el colegio, la esquina o casa adentro, mas se nos hace necesario saber el resultado de esos conocimientos políticos y económicos en la vida diaria de la ciudadanía. (O)

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