Los presidenciables de la oposición, como en su interior presienten sus derrotas, entre ellos se animan mediante simulacros de debates, entrevistas, mejor dicho monólogos, concentraciones, dizque populares, en estrechos escenarios, pero eso sí, con la amplia difusión de los medios ‘independientes’, preocupados por el crecimiento del binomio Lenín Moreno-Jorge Glas con su programa de gobierno transparente, afianzado en los postulados del socialismo siglo XXI.
Los de la oposición, sin principios, ni ideologías ni programas de gobierno factibles, pero expertos en fingir y prometer lo que no cumplen, en forma aislada, unos, ofrecen dádivas, millones de empleos, defender a la mujer, armar al pueblo para defenderse como hombres, aunque se produzcan, masacres, suprimir todas los impuestos; otros, en busca del guía espiritual (gurú) que les avizore el triunfo.
Los presidenciables de la otra orilla, en su intento de agredir al régimen de la Revolución Ciudadana, plantean combatir la inseguridad y la delincuencia, sin darse cuenta de que este mal social se origina en la rancia y caduca estructura socioeconómica y que la represión, aunque sea drástica, solo frena. La fuerza pública, en lo que va de este régimen cumple a cabalidad con sus modernos equipos la lucha contra el hampa en todos sus frentes, con positivos resultados.
Otros candidatos suponen que un rostro bonito y sonriente logra captar votos y se dejan embaucar por un audaz extranjero, que les promete mejorar sus expresiones y seducir a los votantes. Recuerdo de otro lado a quienes suelen apoderarse del sentimiento cristiano como soporte de campaña. La religión no está en un libro, en arrodillarse o en una gigantesca imagen, sino en el corazón de la gente que cree en el Dios eterno y practica con fidelidad la doctrina de Cristo.
Un exmilitar derrocado por sus falsas promesas, traicionar a sus seguidores y entregarse a la voracidad del capitalismo foráneo, cree que los ecuatorianos se han olvidado de sus males, ahora disfrazado de aspirante a la Asamblea, para supuestamente, desde allí, según él, tumbar leyes y enderezar el país, lo que no pudo hacer en su momento. Se olvida de la prensa privada de esa época que lo maltrató y hoy lo alienta por disparar su odio contra Rafael Correa y el binomio de la victoria Lenín-Jorge. Exhibe su rostro en la contienda, como si nada hubiera pasado. A los presidenciables de la oposición que prometen de todo y al unísono acabar con la era del ‘correísmo’, les recordamos que la caridad o limosna es la demostración sensible de ayuda momentánea para los desamparados; y que es obligación del Gobierno, como lo hace el de la Revolución Ciudadana, promover programas de inversiones para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos y garantizar la igualdad y la equidad.
Es denigrante organizar compañas de promesas mágicas, regalos, diversiones para ricos, rifas y otros adefesios, a cambio de votos vigilados y comprobados.
En la oposición se movilizan los presidenciables, sin programas definidos, pero decididos por el retorno a la era neoliberal y del atraco, en provecho de los pocos de siempre. En la orilla de la Revolución Ciudadana brilla el binomio de la victoria y más candidatos, dispuestos a seguir y terminar la gigantesca obra del socialismo siglo XXI. (O)
