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Fander Falconí

El dragón chino y el tigre yanqui

11 de enero de 2017 - 00:00

En la cultura china, el dragón es un ser invencible. El tigre es fuerte, pero tiene algún punto débil. El líder Mao calificó hace 60 años a Estados Unidos como ‘tigre de papel’, en alusión a que en el fondo era vulnerable. La guerra de Vietnam lo demostró hace 50 años y hoy Estados Unidos se enfrenta en el plano económico y comercial a China, algo impensable hace dos décadas. Mientras el primero siempre insistió en los derechos civiles, la segunda ha buscado primero los derechos sociales. Para los estadounidenses, es impensable la existencia de un solo partido político en China; para los chinos, es inconcebible que Estados Unidos sea el único país rico sin cobertura médica gratuita para todos los trabajadores.

Son dos modelos diferentes, el uno un sistema capitalista y el otro un sistema planificado desde el Estado con fuerte presencia del Partido Comunista, pero ambos aceptan las reglas del juego del mercado, las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la lógica de las grandes empresas multinacionales.

El acelerado crecimiento económico chino ya está pasando factura en lo ambiental. En lo tecnológico, China no solo se pone al día, hasta pretende ser el primer país en llegar a Marte. En cambio, Estados Unidos, con Trump a la cabeza, apuesta por el proteccionismo y subestima el impacto del cambio climático (incluso dice que se trata de un invento chino para detener la producción norteamericana).

Cuando se habla del ‘milagro’ chino, hay que desconfiar del término. Es tan irreal como la expresión ‘milagro’ alemán, que no tomó en cuenta la apropiación fascista alemana de recursos durante la II Guerra Mundial ni la inyección estadounidense de más recursos para contrarrestar la influencia soviética en Europa. Además, hace aparecer al caso chino como una demostración del fracaso del socialismo.

Pero un análisis internacional reciente (Monthly Review de enero de 2017) sostiene lo contrario; dice que la vía práctica china es el socialismo del siglo XXI: sostenibilidad liderada por la ciencia y la tecnología; orientación de la producción a mejorar el bienestar popular; la precedencia de lo público en el derecho de propiedad; la primacía del trabajador en la distribución de la riqueza; el mercado gobernado por el Estado; desarrollo rápido sin descuidar la eficiencia; desarrollo equilibrado con coordinación estructural, y soberanía económica con apertura.

Volviendo al tema zoomorfo del dragón contra el tigre, ¿qué va a pasar con el flamante presidente Trump en el año del gallo, según el calendario chino? ¿Podrá sustituir el ‘sueño chino’ al ‘sueño americano’?

Nosotros debemos estar listos para lo que se avecina en el plano internacional. Al fin de cuentas, sin desconectarnos de una realidad global, nuestro camino es muy diferente al de ambas potencias. (O)

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