El vicepresidente Jorge Glas fue declarado culpable. Bajo los cargos de asociación ilícita, recibió en primera instancia la pena de seis años. En la apelación y casación podrá recurrir a esta decisión. Pero el momento de las pruebas ya pasó. Los hechos probados, según la Fiscalía, y aceptados por el tribunal penal, apuntan a calificar a Glas como autor del delito. Entonces, el pretexto de la falta de pruebas se cayó solo.
Según la sentencia, el Vicepresidente participó en una “asociación formada con el fin de atentar contra las personas o las propiedades”. Pero nadie vio, nadie supo, nadie se enteró de nada en PAIS.
En este club de los ingenuos no hay intereses, preferencias o privilegios. Todo se resume a principios inclaudicables, según dicen ellos. Pero la administración de justicia, que es la misma de su tiempo de hegemonía, expresa una versión opuesta que podría marcar el destino de la política.
¿Por qué? Jorge Glas es el heredero del expresidente, Rafael Correa. Por sus manos pasaron los negocios e inversiones estatales de mayor monto en la historia republicana, a partir de la posesión presidencial de Correa en 2006. De gerente, pasó a ser secretario de dos carteras de Estado y a Segundo Mandatario del mismo Rafael Correa en 2013. Glas siempre estuvo involucrado en los negocios agrupados bajo el membrete de sectores estratégicos.
También se hizo cargo de la reconstrucción de Manabí después del terremoto de abril de 2016, la tercera provincia más poblada de Ecuador. En este distrito electoral el oficialismo consiguió mayor ventaja en las presidenciales de 2017. Ese territorio es el de mayor gasto público.
Glas no es político carismático. Es difícil que se convierta en un buen candidato, pero la revancha correísta parece depender de su libertad. Es el único político sobre el que podría girar la suerte de PAIS y de la consulta. Recuperar el vehículo electoral para someter otra vez al Estado, al gobierno y a la sociedad parece depender del destino judicial de él. La sentencia firme de su culpabilidad haría desaparecer Alianza PAIS. Eso está en juego. (O)
