Las controversias entre los líderes de AP están siendo manipuladas. Cabe insistir sobre los avances y logros en beneficio del pueblo, con el gobierno de la Revolución Ciudadana, presidido por Rafael Correa y Lenín Moreno los primeros 6 años, y por Rafael Correa y Jorge Glas los últimos 4. En la primera etapa se logran tasas de crecimiento económico del 5%, casi el doble del promedio de América Latina.
Se logra recuperar los ingresos del petróleo, que estaban en manos de las transnacionales, entregado por la partidocracia, que le dejó migajas al Estado (menos del 20%); revertirlos en favor de los ecuatorianos al 80%, incrementar sustancialmente (300% a 400%) las recaudaciones tributarias y reducir drásticamente el pago del servicio de la deuda externa, y financiar sostenidamente el ‘gasto’ social, en beneficio de las grandes mayorías, sobre todo en salud, educación y vivienda. Se multiplicó la seguridad social, se amplió la infraestructura en vialidad, hidroelectricidad, telecomunicaciones, riego, control de inundaciones, agua potable y alcantarillado, educación y salud, etc.; por ello, ahora es posible y necesario aprovecharla, para elevar la producción, mejorar la productividad y la capacidad competitiva del país, impulsando la revolución del conocimiento.
En este lapso crece el empleo, también a niveles superiores al doble del promedio de la región; mejora la capacidad adquisitiva de los trabajadores y se reduce la pobreza y la marginalidad. Se recupera la soberanía, entregada por las oligarquías, siempre sometidas a los pulpos financieros del exterior, FMI y Banco Mundial.
La RC contó siempre con gran apoyo popular; por ello ganó 14 elecciones en 12 procesos electorales consecutivos y el pueblo aprobó en referéndum la vigencia de la Constitución, sin dudas la más democrática de la historia. Todo ha sido reconocido por los organismos internacionales, Naciones Unidas y OEA.
Fue una primera etapa de triunfos, logros y realizaciones, especialmente en beneficio de los más pobres, como lo ha reconocido el presidente Lenín Moreno. Esta sí es toda una base real, una ‘mesa servida’ para el desarrollo. La otra etapa, 2015-mayo 2017, es la ‘coyuntura adversa’, marcada por la sensible baja del precio del petróleo y su enorme impacto en la liquidez de la economía, balanza comercial y finanzas públicas, agravada por la apreciación del dólar, devaluaciones y los efectos del terremoto. Ha sido y es una etapa difícil. Condujo a políticas de ajustes fiscales y presupuestarios, salvaguardias y, en general, austeridad. Frente a ella se requieren acuerdos y diálogos con los sectores que de verdad sienten al pueblo y la patria, no los que solo se preocupan de sus bolsillos, y menos los que de ella buscan sacar beneficios, que son los mismos que tuvieron prácticas delictivas y ahora se han convertido en honrados angelitos que claman por duras medidas contra la corrupción, son los que rugen por el juicio al vicepresidente Glas.
En este marco hay que entender las discrepancias o diferencias políticas en AP, las nuevas formas y estilos de gobierno; la transición, que la derecha retrógrada pretende aprovechar y presiona cínicamente por imponer su agenda, volver al pasado neoliberal, de sumisión y atracos, de organización delictiva del Estado, de reparto de la troncha, de flexibilización laboral, de sucretizaciones, feriados y salvatajes bancarios, endeudamientos perniciosos, intentos de privatizaciones del IESS, etc.
AP y sus principios, los millones de hombres y mujeres que la sustentan y los logros alcanzados, así como la inminente ejecución de la agenda del Gobierno, que hay que apoyar, no permitirán que la derecha regrese al país a lo de siempre, mayor concentración de la riqueza, explotación laboral y marginación social. Lenín ha afirmado: la revolución continúa y, tras los diálogos, él, como Presidente, decide. A superar las discrepancias y cohesionar las filas de AP. Avanzar con el Gobierno y la RC. (O)
