Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Xavier Lasso

Autonomía, nacionalismo y medios

21 de noviembre de 2017 - 00:00

Cataluña ha sido una región de España con una historia que muchas veces se construyó más allá de los acotados límites del reino, del Estado español. Los catalanes mantuvieron siempre viva su lengua, es su marca, su sello de identidad. Hay regiones en Italia que entienden muy bien el catalán porque hasta esos lares llegó Cataluña con su lengua, con su arte, con sus visiones políticas, con sus intereses.

Barcelona, su capital, fue siempre ciudad abierta. En una época era imprescindible visitarla para nutrirse de las corrientes más profundas del arte. Barcelona era imán, era rectora. Ciudad que también atrajo por su enorme belleza.

Hoy, en buena parte de la otra Europa se mira con sospecha la reivindicación autonómica de Cataluña. No es momento de ese nacionalismo que tiene, dicen, tintes de extrema derecha. Que Barcelona ha venido incubando, en su enfrentamiento con el Estado español, una suerte de parroquiano aislacionismo. Que se ha recogido y ya no le interesan los contactos con lo mejor del resto.

Barcelona nos despertó acá en Latinoamérica cierta simpatía como reacción a las grotescas formas del franquismo. Joan Manuel Serrat, cantautor, amante de la enorme poesía de Miguel Hernández, Federico García Lorca, entre otros, desistió de representar a España en el Festival de Eurovisión, 1966, porque le prohibieron cantar en su lengua, rechazando así el acosamiento y menosprecio a lo catalán.

Desde entonces ha quedado la sensación de que las formas del Estado español, Madrid el epicentro, han perdido los papeles frente a las reivindicaciones autonómicas, que no solo se han venido cociendo en Cataluña. Su respuesta ha sido como inmadura, como correspondiente a una democracia que no termina de consolidarse, como repleta de miedo.

A Rajoy también lo ha acompañado una prensa, unos medios, que no han podido ocultar esa otra pequeñez.

Por ejemplo, El País, otrora modelo de un periodismo que exigía rigurosidad, contexto, compromiso con la inteligencia, ha maltratado tanto el tema que resulta imposible seguirlo a través de sus páginas, de su perverso sesgo, de sus visiones tan mezquinas. Todo lo que tienda a Barcelona se lo deforma, como si fuese imposible fijar la lente; por el contrario, lo que resulte dura crítica, venga de donde venga, se maximiza. Es una vergüenza, es una pena, es un desastre. Nosotros, acá en Ecuador, bien sabemos que cuando se mezclan intereses económicos con periodismo, el contexto y el rigor se van por el caño.

Lo que se labra en Cataluña es muy serio, puede tener repercusiones muy duraderas, capaces de modificar hasta los mapas. Hay que seguirlo, pero no será de la mano de tan penosas fuentes. (O)

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media