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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

Alexandra Nariño

09 de octubre de 2015 - 00:00

Valiente, culta, guapa. Como si lo señalado no bastara, toca muy bien la guitarra y tiene bella voz. Tanja Nijmeijer nació el 13 de febrero de 1978, en un pequeño pueblito holandés llamado Denekamp.  

En una entrevista concedida al periodista colombiano Jorge Enrique Botero, allá en las montañas, narró:

-Mi llegada a Colombia fue pura coincidencia. Yo he leído en algunos medios de comunicación que fue fruto del trabajo de las FARC en Europa, que me reclutaron en Holanda y eso no es cierto. Yo llego a Colombia porque me toca hacer una práctica y leo en el periódico de la universidad que están buscando profesor de inglés en un colegio de Pereira. Aplico para el cargo y lo obtengo, con el aval de la universidad. Yo ni siquiera conocía Colombia, la busqué en el mapa y la encontré en Latinoamérica. Yo estudiaba Lenguas Romances y había estado un año en España, así que hablaba español, y fue por eso que me apunté al trabajo en Pereira. Y también, claro, porque quería saber cómo era el mundo más allá de Europa. En la universidad -continuó-, le estoy hablando de la Universidad de Groningen, me dijeron que la práctica duraría un año, pero me advirtieron que debería comenzarla cuanto antes. En 15 días arreglé todo y me fui enterando más y más sobre el país que había escogido como destino. Me voy para Colombia. Eso fue en 2001-2002. Llegué a Bogotá de noche y la ciudad me pareció enorme, con todas esas luces que uno ve cuando el avión aterriza. Luego fui para Pereira. Me recibió la gente del colegio Pino Verde, que era el más costoso, con niños de estrato 6. A mí me pagaban un apartamento, también de estrato 6. En ese colegio había un profesor de matemáticas y se me fue acercando. Yo le hacía siempre las mismas preguntas: y la guerrilla qué. Por qué es tan grande. Y el conflicto qué. Y ese profesor sí sabía darme unas respuestas que a mí me satisfacían. Unas respuestas contundentes. Nos hicimos muy amigos con él y su mujer. Nosotros no solamente discutíamos sobre los procesos sociales de Colombia, leíamos documentos sobre la Revolución en Cuba, sobre la Revolución en diversos países del mundo y me llevaban a los barrios pobres de Pereira. Me acuerdo que un día me llevó a Bogotá. En la mañana entramos en Ciudad Bolívar y yo miré una fila inmensa de personas pobres, pobres, pobres, pidiéndoles comida a unas monjas españolas, y las casitas eran miserables y las calles obviamente sin pavimentar; eso me impresionó mucho. Por la tarde me llevó al Centro Andino, un centro comercial al norte de Bogotá. Él no me decía nada, pero yo estaba muy confundida, muy impresionada. Al final de ese año me devolví para Holanda. En esa época estaba la zona de despeje y comencé a escribir mi tesis: una comparación del gobierno de las FARC en el Caguán y el Gobierno colombiano. Me tocó estudiar el proceso histórico. Estudiar qué son las revoluciones, por qué se dan. Empecé a escribirla en Colombia y me la llevé para Holanda porque quería terminarla, porque era lo que me faltaba para terminar la carrera. Cuando yo llego otra vez a Holanda, ya tenía la fiebre de la Revolución. Yo decía: este mundo no puede ser así, algo tiene que cambiar (…).

En 2003 dejó de ser Tanja Nijmeijer para convertirse en la guerrillera Alexandra. Hoy está en La Habana, participando en los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP. Cuando se logre la paz no habrá vencidos; todos serán vencedores. El pueblo colombiano lo merece, luego de más de medio siglo de muerte y sufrimiento.

Ahora Alexandra -desde las trincheras de prensa y traducción- está contribuyendo para lograr este anhelado objetivo. (O)

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