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César Paz-y-Miño

Acreditación de universidades (I)

06 de mayo de 2017 - 00:00

El Ceaaces (Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior) puso en circulación la nueva propuesta de evaluación y acreditación de las Instituciones de Educación Superior (IES) ecuatorianas, y pide se opine. En tal sentido, comparto el punto de vista de un profesor-investigador, perteneciente a una universidad cofinanciada (asociación público-privada).

Punto trascendente es la categorización de las universidades en dos: las dedicadas a docencia pura y las de docencia e investigación. Aunque la ley que regula tal categorización está dictada, es una barbaridad que, para un país con mínima investigación, se deje que sean las propias IES las que puedan autodefinirse en una de las categorías.

Para ciertas universidades, esta es la oportunidad esperada. Una oportunidad legal, pero no moral, de autodefinirse por la docencia, ya que el ‘gasto’ en investigación a la mayoría de IES les parece alto (6% de su presupuesto), pues les hace percibir menos ganancias (contradictoriamente se definen sin fines de lucro). Esto ya vivimos en muchas IES: trágico para el país.

Concordamos con el presidente del Ceaaces, Francisco Cadena, que, por naturaleza, todas las IES deberían ser evaluadas con los criterios existentes, que incluyen a la investigación, es decir todas deben hacer investigación e invertir en ella. Si la ley facultara redefinir el ámbito, entonces los nuevos criterios de evaluación deberían aplicarse no en 2018, sino en 2021, para tener un tiempo en que las universidades puedan plantear de mejor manera su futuro (docencia pura o docencia más investigación). Así tal vez salvemos la investigación universitaria.

Las IES ahora solo serán acreditadas o no acreditadas. Ya no habrá categorías (A-B-C-D). Si las universidades se autodefinen como de docencia, tendrían más fácil su acreditación, con menos exigencias y, obvio, menos gastos. Las que se autodefinan de docencia e investigación tendrían que contar con 70% de PhD investigadores, lo cual complicará el sistema y pocas universidades lo lograrán. Por tanto, la Universidad ecuatoriana se sumergirá exclusivamente en la docencia.

Interesante, pero de difícil ejecución, es que las universidades de investigación deberán incrementar el presupuesto de investigación al 10%. Algunas privadas alegan que es mucho. Con este argumento, si solo pocas universidades tendrán PhD e invertirán 10% de presupuesto, ¿el resto de universidades qué hará?, ¿solo docencia?, sin investigar, ¿qué enseñarán? De nuevo: trágico. (O)

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