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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

Puedo escribir los versos más indignados

21 de julio de 2016 - 00:00

Alguien decía que casi todos los seres humanos somos poetas, inclusive algunos que se autodenominan poetas.

Escribir poesía no es lo mismo que vivir de manera poética. Hay seres humanos, poéticos, que jamás han escrito un verso. Y hay otros, famosos por sus versos, que no pueden mostrar una vida poética. Uno de ellos, sin duda, fue Pablo Neruda, el escritor de poemas más leído de los últimos tiempos, en especial en estos días, a cien años de su nacimiento.

De Neruda se sabe que, de tanto vivir de coctel en coctel en condición de funcionario internacional en el lejano oriente, y de pensar en un verso y en otro verso, no tuvo tiempo para su perro Cutaca, al que encerró, olvidó darle comida, y lo dejó morir de hambre.

Y, ahora, a sus cien años aparece su hija, con un destino algo parecido al de su perro Cutaca. Neruda se había casado con María Hanegaar, una oriental hija de holandeses a quien llamaba Maruka. Con ella tuvo una pequeña a la que puso un bello nombre nerudiano: la bautizó Malva Marina. Pero la niña nació con hidrocefalia y el poeta no se sintió muy entusiasmado para cuidarla.

En una carta decía que “Mi hija, o lo que yo denomino así, es un ser perfectamente ridículo”, frase poco poética, para referirse a una hija enferma.  Y como Neruda estaba hecho para el amor, abandonó a su esposa y a su hija, para seguir a otra mujer. Maruka, su esposa, aguantaba hambre con su pequeña enferma en medio de la Europa de la Segunda Guerra Mundial,  pero se las arreglaba para escribirle al poeta: “Es realmente imperdonable tu negligencia hacia nosotras, especialmente para tu bebé…por favor cumple con tus deberes de padre. Mi última moneda será gastada en enviar esta carta.”

Al final, Maruka dio a la niña a padres adoptivos quienes, sin pensar en el problema de su discapacidad, en medio de la guerra y la miseria generalizada, la cuidaron y amaron hasta el día de su muerte, a los ocho años. Neruda la había abandonado cuando apenas cumplía dos años.

Curioso que Neruda sea el poeta de alguna izquierda que quizás olvidan lo que dijo al ser preguntado por la muerte del Ché Guevara: “No me interesa la vida de ningún aventurero.”  Quizás se preparaba para el Premio Nobel, que lo tuvo 4 años más tarde, y por esa misma razón eliminó enseguida de sus obras completas una oda a Stalin, esa en la que lo llamaba “Capitán lejano.”

En la vida la desmemoria parece ser una estrategia. En ajedrez los olvidos de nuestras debilidades, son fatales.

                                                                         1: Tg8+; Txg8

                                                                         2: Cxf7 mate

Izq: Malva Marina Reyes, la hija del poeta. Der: Pablo Neruda, (Neftalí Reyes) su padre.
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