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El Telégrafo
Raúl Viver

El diario del “Flaco”

El inicio de un tenista en el circuito profesional es difícil

El diario del “Flaco”
28 de febrero de 2014 - 00:00

Para nadie es un secreto que los mejores tenistas, tanto en la rama masculina como en la femenina, ganan mucho dinero, en algunos casos cifras astronómicas. Este año el campeón y la campeona del Abierto de Australia en singles recibieron un cheque por $ 2’650.000 cada uno, pero estamos hablando de los torneos de más alta premiación en el circuito profesional, los que pertenecen a la categoría Grand Slam.

Además, es importante mencionar que jugadores de la talla de Nadal (foto), Federer, Sharapova y Serena Williams ganan más dinero fuera de la cancha por contratos promocionales de raquetas, ropa deportiva, relojes y líneas aéreas, que lo que ganan dentro de la cancha. Pero ese dinero está reservado para las grandes estrellas, es muy complicado para un jugador fuera de los 50 primeros del ranking conseguir contratos de imagen, con contadas excepciones.

La vida de un jugador que está tratando de ganar sus primeros puntos ATP es bastante dura. Tienen que comenzar jugando los torneos Futuros, que son el primer escalón dentro del tenis profesional.

Estos torneos, que muchas veces tienen como sede a ciudades muy pequeñas y de difícil acceso -hay excepciones-, reparten premios a partir de $ 10.000, distribuidos entre los 32 jugadores de singles y 16 parejas de dobles. El premio al campeón de singles es de alrededor de $ 1.300, a los que se les debe descontar impuestos del país donde juega y todos los gastos de la semana como: pasaje aéreo, hotel, comidas, encordados, masajes, bebidas hidratantes, lo que no les deja mucho en el bolsillo.
Muchos de estos jóvenes deportistas no cuentan con el dinero necesario para pagar un entrenador personal y se ven obligados a viajar solos; otros se juntan entre 3 o 4 y comparten el mismo entrenador.

 

No es raro ver a 3 o 4 jugadores compartir la misma habitación de un hotel pequeño y barato, hacer largos viajes en bus, en tren, o meterse todos en un diminuto automóvil con todas las maletas, bolsos y raquetas.

Todos están en busca del sueño de llegar a Wimbledon, Roland Garros y en los torneos más importantes donde jugarán contra los mejores, se hospedarán en los mejores hoteles por cuenta de la organización y serán transportados en autos de lujo.

Los jugadores que intentan ingresar al tenis profesional han sido en su gran mayoría campeones nacionales juveniles en sus países de origen, han estado entre los mejores jugadores juveniles del mundo o destacaron en el tenis universitario en los Estados Unidos.

Pero la dura realidad es que ese sueño solamente se hará realidad para unos pocos, y la gran mayoría -a pesar de todos los esfuerzos realizados, los entrenamientos, los viajes en condiciones difíciles, los largos meses lejos de casa o, incluso, haber dejado a un lado los estudios- no lo logrará.

 

Tienen una ventaja los jugadores que reciben apoyo económico de sus federaciones nacionales, o los que consiguen algún patrocinador que corra con los gastos o al menos los ayude parcialmente.

Conozco muchos casos de jugadores argentinos que firmaron un contrato con un patrocinador que solventaba los gastos de entrenador, viajes, torneos y equipamiento; pero cuando el jugador comenzaba a ganar dinero debía entregar hasta el 70% de sus ganancias, hasta restituir el total de la inversión. Y cuando la deuda estaba pagada, los porcentajes se revertían y quedaban en 70% para el tenista y 30% para el inversionista, hasta finalizar su carrera deportiva, es decir un negocio para ambos.

Otros jugadores equilibran sus finanzas jugando torneos interclubes en países como Francia, Alemania, Suiza e Italia, es decir son contratados para defender los colores del club de una ciudad, para competir contra clubes de otras ciudades o regiones; estos torneos obviamente no otorgan puntos ATP, pero sí pagan bien por jugar un día a la semana, casi siempre un domingo.

También en Europa hay torneos que reparten premios económicos bastante aceptables, pero que no pertenecen al circuito ATP y no reparten puntos, donde los tenistas pueden ganar unos dólares extras y la competencia no es tan dura como en un torneo Futuro, lo que les permite ahorrar algo de dinero para volver a los futures o a las clasificaciones de los torneos challengers.

Últimamente se está hablando mucho de lo difícil que es para un tenista que está comenzando, financiar su carrera, pues los premios económicos en lo que serían las ligas menores del tenis son prácticamente los mismos desde los inicios del tenis profesional, mientras que en las grandes ligas crecen aceleradamente año a año.

Paradójicamente, mientras más se sube en el ranking y se logra acceder al cuadro principal de los grandes torneos, se reducen los gastos de hospedaje, comidas, y se tiene garantizada una buena suma de dinero incluso perdiendo en la primera ronda.

Hay tenistas que con 27 o 28 años de edad mantienen la esperanza de salir de los torneos Futuro y llegar a ubicarse dentro de los 100 mejores tenistas del circuito mundial.

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