“Algo está pasando en Guayaquil. En otros lados no se ve tanta gente joven que le guste el rock”, dijo Adrián Dárgelos, de Babasónicos en su última visita a la Perla ¿y saben qué? es cierto.
Guayaquil se ha puesto todas las galas encima, en el Funka Fest estuvo la crema y nata de la movida indie local y de lujo junto a los argentinos, los mexicanos de Plastilina Mosh eran los noventa de nuevo, pero junto al río y con rock.

La ciudad anda coqueta y se levanta la falda para enseñar su cultura, estamos de fiesta. Los parques son para las familias, hay juegos y patios de comida, ahora están llegando atracciones mecánicas, trencitos, calesitas y pronto habrá una noria. Ya recorriendo las calles y consultando las agendas, brotan las carteleras y hay mucho por hacer, teatro en las salas grandes sí, pero también en mediana, pequeña y micro proporción, como en el caso de PopUp, un lugar hermoso que todos deben conocer.

PopUp es de Ricardo Velasteguí, actor, escritor, productor, director: artista, queda en Urdesa, es un centro de entretenimiento, cafetería y espacio abierto incluido, con varias salas donde se abren funciones diferentes.

Una de las obras se llama “Lover”, adaptación de una historia original norteamericana, en la que una pareja homosexual, interpretada por el propio Velasteguí y Alberto Pablo Rivera, vive un lapsus común de la convivencia con el cual nos identificamos todos. El texto original era para un dúo heterosexual, pero la adaptación es poderosa ya que vence la barrera del género y nos lleva de la risa al drama y hasta la ternura, tan solo en quince minutos, el concepto micro es demasiado íntimo, estar dentro de la habitación de esta pareja hace que te sientas un poco voyeur.

¡Qué bien te queda el teatro y el rock Guayaquil! Donde Jaime Tamariz, en Miraflores, se puede casi tocar a los actantes mientras que hasta del otro lado del charco, aunque no sea Guayaquil, se ve bien que en el Sánchez Aguilar el rockstar porteño Lucho Rueda celebre sus cuarenta y tantos años de excesos y mala reputación y que Ricardo Pita se reinvente agarrando fuerte la guitarra y en el corazón su “Amuleto”.

Es bueno que haya rock y teatro, al que se hace de todos los tamaños, el que llevan a cabo reconocidas figuras y también los nuevos, el que se hace en tarimas de barrio o el que se hace en la calle por las noches donde jamás sobra ni hay suficiente rock, teatro o stand up.

¿Sabía usted que existe en Guayaquil un único bar estrictamente de humor? Se llama Shumare, la verdad el coraje de los dueños es digno de destacar, porque no quisieron hacer lo que todos y meter al pito la comedia entre gente que baila, bebe y celebra el fin de semana. No. Ellos pensaron en que sea realmente de Stand Up Comedy ¡y les funciona! -qué importante que es para la escena local de nuevos humoristas este espacio- ya que es justamente en estos lugares que se crea, practica y crecen los grandes, como ya lo es Tomás Delgado “La vecina” el propietario y como está llegando a ser Gino Freire, el musicomediante, miembro más regular del bar y líder del colectivo de humor Chantón.

Hay algo en el aire de Guayaquil, talvez lo mismo que percibió Dárgelos, un no sé qué, que hacen dar ganas hasta de ir al circo a ver a “Los Entenados” porque esta vez hasta las carpas se han levantado desafiantes. Ya solo faltan los foodtrucks y estamos. (O)