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Fondo de Animal Editores

Fondo de Animal Editores
14 de abril de 2014 - 00:00 - Andrés Villalba Becdach

Fundar una editorial lujosa,  solamente de poesía, es una labor titánica, admirable y seguramente ingrata, peor aún en un medio como el nuestro, donde sobresale la mezquindad, el ego y la mala leche de ciertos editores y poetas. Hablo de Fondo de Animal Editores, que es fruto del amor y el delirio de la diseñadora gráfica Isabel Mármol y del poeta Ernesto Carrión. Esta faena colosal y estética pudo ser emprendida por quienes ven en el uso radical de la poesía un conocimiento absoluto que puede sustituir a la religión; es un culto arriesgado, capaz de transmutar los actos más insignificantes en sucesos heroicos, capaz de hacer de la locura un hecho normal y ordinario, capaz de hilvanar las ruinas y rotulaciones de los más variados monumentos de la literatura y de la historia. Por quienes saben que la poesía “es una divinidad bajo el rigor maníaco del manierismo, la suelta sierpe de una demencia incontenible, poética del éxtasis en la fiesta jubilosa de la lengua, sedición por seducción, lo confusional opuesto a lo confesional. La destrucción de la lengua con metáforas al cuadrado. La poesía labura la contorsiones del lenguaje y oxida su engranaje. Mediante los fulgores se adquiere una poética del lenguaje que abandona su función plenamente comunicativa, elevando su posibilidad de torsión”, como afirmaba el poeta y ensayista argentino neobarroco Néstor Perlongher.

Hace unos años presenté en Guayaquil el libro Fundación de la niebla de Ernesto Carrión. En aquella ocasión, osé con una digresión para definir a quienes se aventuran de una forma tozuda en el fracaso de la entelequia poética.  Ha pasado el tiempo y nada ha cambiado, por tanto, ratifico que quizá la poesía siempre será un estorbo, un paraíso del parasitismo, una fuerza conservadora de ausencias, un lenguaje soez que habla de aquello que siempre se escapa. Nos recuerda todos nuestros emprendimientos fallidos ya que expresa la esencia de lo que no poseemos, o de lo que tuvimos y a propósito perdimos: es el devenir del fracaso, el taladro hondea y su eco perdura: “Resbalosa humanidad que sale emergiendo conmigo de entre las abiertas aguas, embadurnada de sangre, chillona, naciendo. Pienso que papá llegará muy pronto. Pero él está muerto, lo sé”, escribe Raúl Zurita.

El poema es inútil pero imprescindible, el poema como redención por el castigo de existir porque para los lisiados —físicos, mentales, espirituales—, pajeros e inútiles no hay más remedio, quizá porque en todo poema exista una manera de comunicarse con las piedras: es que uno es todos sus animales a la vez. La poesía es ese proyecto del cual en el fondo nadie habla, del que no conviene hablar como dijo Ashbery, porque nadie lo volvió asequible, nadie lo alcanzó. Claro, se llega a la poesía por carencia y precariedad existencial como afirma Olvido García Valdés. “La poesía hace la vida, ya de por sí ardua, más dura de roer, dándole a un pobre hombre una fiera por conciencia”, dice en su Epílogo con Dylan Thomas el colombiano Antonio Correa Losada.

Isabel Mármol esgrime que la editorialtambién empezó porque la mayoría de libros de literatura a escala nacional no brindaban una experiencia del libro como objeto artístico. Es verdad, casi en su totalidad, los libros de literatura se remiten a la impresión y tipografía, y el diseño gráfico no ocupa un lugar relevante. Es necesario subrayar que los libros de Fondo de Animal Editores poseen varios detalles y elementos como florituras en las páginas, guardas, portada, anteportada, hoja de respeto, fotos, colofón, colores vivos y fosforescentes que los hacen más atractivos. En suma, una experiencia no solamente intelectual por la calidad de los poemarios sino también visual y estética. El libro garantiza una experiencia sensorial completa con la parte gráfica y el contenido literario.

Fondo de Animal Editores empezó en 2012, en una edición conjunta con la editorial Tribal Poesía de Perú con el libro Los duelos de una cabeza sin mundo, de Ernesto Carrión. Bello tocho de 600 páginas que contiene 5 poemarios: Fundación de la niebla, Demonia factory, Monsieur monstruo, Los diarios sumergidos de Calibán y Viaje de gorilas. 4 de estos poemarios han sido premiados dentro y fuera del país.

El nombre Fondo de Animal Editores parte del nombre de una pequeña antología de Ernesto Carrión, en contraste con el célebre libro Animal de fondo, de Juan Ramón Jiménez. Existe gran coherencia a nivel de concepto, los nombres de las colecciones de la editorial son de animales mitológicos: Abraxas, Ave Roc, Fénix Real, Quimera e Hipocampo.

Abraxas: figura mitológica que tiene 2 serpientes en lugar de piernas, crea un puente entre 2 generaciones de poetas latinoamericanos. Es la primera colección que publica a 2 autores de diferentes nacionalidades y edades, dentro de un mismo libro, bajo un criterio agudo de selección. Se trata de una aproximación a las vanguardias, a las formas poéticas no establecidas ni privilegiadas por el canon de la poesía de la experiencia y que carecen de un mercado editorial. Abraxas sale siempre con 3 libros, apareció en 2012 con Eduardo Espina y Rodrigo Flores; Mario Arteca con José Carlos Yrigoyen; y Róger Santiváñez con Héctor Hernández Montecinos. La colección aumenta en 2013 con 3 libros más en los que constan Raúl Zurita con Victoria Guerrero; Tedi López Mills con Allan Mills; y José Kozer con Ernesto Carrión. Para 2014, se prevé la publicación de 3 libros más: Roberto Echavarren con Diego Ramírez; Enrique Verástegui con Yaxkin Melchy; y Elvira Hernández con Pablo de Cuba. Para 2015 están previstos algunos autores para esta colección. Entre esos estarían Luisa Futoransky, Paula Ilabaca, Alejandro Tarrab, Rodolfo Hinostroza, Manuel Barrios y Diego Maquieira. 

Ave Roc: enorme ave mítica de rapiña, poderosa como para llevar elefantes y otras criaturas de gran tamaño a su nido, donde los devoraba. Borges, en su libro Zoología Fantástica habla del Ave Roc como una magnificación del águila o del buitre. La colección Ave Roc reúne a las criaturas más impresionantes de Iberoamérica con el afán de vigorizar y estrechar con sus potentes alas la unión entre 2 continentes. Poesía que nos salva, día a día, alimentándonos de nuestro propio animal. Es decir, esta colección publica autores que trascendieron toda frontera con su obra y están más allá de sí mismos. Las publicaciones de Ave Roc son más pausadas y salen de uno en uno, en 2012 vio la luz la antología poética La edad anaranjada, de Marosa di Giorgio; en 2013 la antología poética ADN nuestro ADAN, de Ernesto Cardenal. Para 2014, los editores han pensado en las antologías de Antonio Gamoneda, Juan Luis Martínez y Julio Inverso.

Fénix Real: hermoso pájaro gigante en llamas y con plumaje rojizo que simboliza la inmortalidad y la resurrección. Sabemos que arde, se convierte en ceniza y renace otra vez siempre joven y nuevo. Después de haber incendiado con su aparición el relato de una época, hay libros de poesía que tienen la facultad de resurgir con más fortaleza y veracidad. La colección Fénix Real reúne libros emblemáticos de la poesía ecuatoriana, que por diversas razones han dejado de circular, recuperándolos de la desaparición y devolviéndolos a su necesaria vigencia. Son libros de poetas ecuatorianos que marcaron una huella indeleble con su aparición, sus ediciones prácticamente se extinguieron y ahora recuperan su importancia y actualidad. En 2013 se publicaron El hombre que perdió sus brújulas, de Carlos Eduardo Jaramillo; Parajes, de Iván Carvajal, y Te perderá la carne, de Cristóbal Zapata. Los libros ven la luz siempre de a 3 y sus autores son de 3 generaciones distintas. En 2014, posiblemente se publicarán El zaguán de aluminio, de Hugo Mayo; Texto en ruinas, de Javier Ponce, y Tierra adentro, de Paco Benavides. Celebremos el poema ‘Pórtico’ de Cristóbal Zapata: “Una mano se abre sobre la crispación del vientre / Otra mano se cierra sobre el sexo / hasta que los labios musiten la primera vocal / la que inicia el gozo”.

Quimera: según la mitología griega, Quimera era un monstruo, hijo de Equidna y Tifón, que vagaba por el Asia Menor, engullía jaurías e infundía miedo no solo por su agresividad, sino también por su aspecto. El cuerpo de esta creatura tenía porciones de cabra, dragón y león: vomitaba fuego. Como esa quimera inalcanzable que es la búsqueda por la traducción perfecta, la Colección Quimera nos acerca al trabajo de poetas de diversas lenguas con la intención de aprehender así los infinitos colores, sonidos y significados que despliega el haz de luz de la poesía. Es evidente que se trata de una colección de poetas traducidos al español. En 2013 apareció el primer ejemplar, un estupendo poemario de Charles Bernstein titulado Blanco inmóvil (Standing target), traducido por Enrique Winter.

Hipocampo: caballo marino con la parte inferior del cuerpo de monstruo marino o pez. El hipocampo aparece en los poemas homéricos como símbolo de Poseidón, cuyo carro era tirado sobre la superficie del mar por otros caballos. Hipocampo presenta a poetas que luego de haber viajado por las tierras de la poesía, exploraron las aguas de la narrativa para hallar sosiego a la mitad de ese pez nuestro que observa el mundo desde la profundidad de lo real con su imaginario veloz. Hipocampo es una apuesta novedosa dentro del campo editorial, se trata de la primera colección de libros de narrativa escritos por poetas, lo cual representa una aproximación diferente a este campo. Colección que se abrirá este año con una selección de cuentos titulada Cajita en ficciones, del poeta cubano Lorenzo García Vega, quien fue el miembro más joven del grupo Orígenes.

No exagero si afirmo que claudicar en la vida sirve para llegar a la poesía sin apuntalarse en el talento, en esta jaula invisible que se nos presenta ante el terror de ser libres, no hay nada más decoroso que buscar el fracaso, por eso la alegría no es un sentimiento poético. ¿De qué se trata todo ese desmadre sino de una insana variante del onanismo? Es una ventaja que la poesía esté completamente fuera del mercado, sin competencia, así cada publicación viene a ser un escándalo y se accede no a un hombre sin cualidades —Musil— sino a cualidades sin hombres para olvidar las muletas del personaje  —autor—. Y en eso radica el heroísmo de su inutilidad que trabaja en la parte más húmeda del cerebro, donde las metas son los obstáculos y se conquistan llaves donde no hay puertas: es que el agua contiene al vaso. No es un lugar común decir que la emoción dura lo que la espuma en la cerveza: hay un instante perpetuo y pirotécnico que abre sus infinitas posibilidades y el mundo gira al revés, pero se evapora veloz y lo único que queda es la cerveza caliente y sin gas: o sea la vida cotidiana, la tristeza consuetudinaria.

Esta plausible labor editorial se compara con las exquisitas ediciones Ave del paraíso, que dirigía el poeta español José-Miguel Ullán, hablo del amor irrestricto al libro como objeto estético consumado. “Creemos en fomentar una actitud abierta y vital hacia la escritura forjando vínculos de intercambio lingüístico y de difusión cultural dentro de Hispanoamérica. Nuestros autores reúnen características particulares que los hacen únicos, y su escritura, el potencial de abrir caminos desde ese animal interno que no descansa hasta haberse construido y deconstruido en la última línea”, dicen los editores de Fondo de Animal Editores, empresa que augura larga vida al engranaje, entelequia y trauma poético. Esta es su página: www.fondodeanimaleditores.com

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