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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Títeres y titiriteros

La oposición tras los diez años del colosal salto al primer mundo, mediante un fructífero e incomparable ataque a la pobreza y una obra pública a la orden de los pueblos como no se había visto quizá desde la independencia Bolivariana a no ser por la breve acción del viejo luchador Eloy Alfaro, nos presenta  un inmenso circo en donde las marionetas bailan al compás de su desesperación.

Los medios amparados por el poder corrupto y corruptor de la SIP no sirven sino que ordenan, bajo el mandado del billete verde, y son rechazados por el mundo entero y hasta por el nuevo presidente Trump, quien los acusa de “falsos y deshonestos”. Se cuelan como Tania Tinoco en la tarima de la verdad, pero ¿qué verdad? La de ella naturalmente. Otros titiriteros destacados son Pinoargote, representante directo del dueño del monopolio mediático de Xavier Alvarado Roca.

Ahora se unen  para exaltar al banquero del feriado bancario, quien como superministro de economía lo decidió, pero pidió se le permitiera levantar el dedo medio a los ecuatorianos, mientras como gobernador del Guayas, consumaba el atraco con los certificados reprogramados. Solo Aspiazu, del Banco del Progreso, no logró huir porque el general Gallardo lo apresó y enseguida delató a Mahuad la compra de la presidencia con $ 3,5 millones que manejó el hermano del Presidente. Mahuad dijo que él no lo había apresado, pero lo cierto es que el feriado fue un banquete de los banqueros con un reguero de millones a favor de toda la camarilla que lo forjó, incluyendo al Sixto de “las Flores y miel” y Ley del Sistema Financiero y su ministrita Ana Lucía Armijos, ahora en el Banco Mundial.

Lasso, dueño del Banco de Guayaquil, que con las ganancias obtenidas de los ecuatorianos llevó su dinero al paraíso fiscal de Panamá. Con menosprecio ciego trata a Lenín Moreno de no tener personalidad y ser un Nicolás Maduro ecuatoriano. Dice que hay que cobrarle impuestos de lo que recibió para su obra en la ONU, pero ignora con intención perversa que pagó impuestos y solo con la ayuda que consiguió para los damnificados del terremoto del 26 de abril, igualó y sobrepasó con creces lo recibido.

Tampoco sabe el banquero Lasso que uno de los mejores presidentes de EE.UU., Franklin Delano Roosevelt, fue una persona discapacitada por la poliomielitis que adquirió y que con su política del Nuevo trato levantó a Estados Unidos de la Gran Depresión de Herbert Hoover, con sus obras fue reelecto cuatro veces y tiene un monumento en Washington sentado en su silla de ruedas. Murió en plena guerra mundial mientras trabajaba atendiendo la defensa de su pueblo. Le reemplazó Harry Truman, que fue quien lanzó las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaky, cuando el mandatario fallecido solo procuraba demostrar el poder de estas en un campo despoblado, lo que habría podido pasarle a Japón con esa nueva arma.

Lasso solo sabe de acumular riqueza, como lo conté a su tiempo en mi escrito Yo soy Guillermo Lasso, el banquero de la Obra de Dios que lo transcribo por referirse a una experiencia personal en la Universidad Católica donde estudié varios años. (O)

Fausto Abad Z.

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