O sea para que nunca se conozcan, pensó Correa que quedarían sus deudas con la justicia, tanto que, entre desafiante y orondo, retó a los trompones a sus críticos en Montecristi luego de regresar de Europa. Ya habrá un juez sensato que le dicte prisión preventiva.
Las denuncias de Villavicencio, que reclama al Fiscal porque no le llama a reconocer su firma para que se inicie el juicio de la reventa del petróleo de China y Tailandia a intermediarios que se llevaron entre $ 5 y $ 7 por barril perjudicando a Ecuador, son terriblemente graves y, para colmo, se ha constituido una junta de entendidos que analizarán las deudas interna y externa para saber cuánto, cómo y a qué plazo e interés se comprometieron; todo ello porque se les ocurrió declararlas secretas hasta que finalicen los contratos, vale decir hasta 2024. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar