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Oda a la corrupción

Alzar mi voz bien alto quiero,
como quien grita de desespero, desazón o desconsuelo,
al ver que su patria es rasgada desde adentro,
al ver que su patria es arrastrada por los suelos.

Entre tantos que quieren llevarse el pan de mi mesa,
se encuentran los que a todos los santos hoy rezan,
para que sus porquerías no salgan en la prensa,
para que su honra impoluta por siempre permanezca.

Me duele en el alma ver cómo ahora,
todo el mundo niega, todo el mundo implora,
por su inocencia y su decencia y su don de buena persona,
mientras en paraísos fiscales sus cuentas se desbordan.

Los chinos se han llevado petróleo a manos llenas,
y los brasileños han gastado millones en conciencias,
cabezas ya han rodado, Pólit y ‘Capaya’ las primeras,
parece que es solo el inicio. ¡Que la justicia, por Dios, prevalezca!
Hoy ha caído Chiriboga detenido,
seguro que no será por ser un Cupido, que cuente si es que a los corruptos ha perseguido.

Del vicepresidente no quisiera emitir comentario,
se presume inocencia hasta que se demuestre lo contrario,
sin funciones y sin aviones el pobre se ha quedado,
mientras Moreno ha dicho: “Varios dedos ya te han acusado”.

A mí no me queda más que seguir confiando,
en que asambleístas, jueces y fiscales hagan su trabajo,
pero como todo buen ciudadano estoy obligado,
a vigilar de cerca todo con mucho cuidado. (O)

José Villacís

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