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¿Han jugado al territorio?

De chicos creo que la mayoría lo hicimos; vengo de una familia grande y diversas noches enteras de verano, apasionados dejábamos pasar las horas. ¿Hoy me pregunto por qué tanto afán? Será que lo que estábamos aprendiendo era a diferenciarnos, lo que no es malo; será que estábamos aprendiendo a apropiarnos a acaparar, bueno en ese caso la cosa cambia.

Como en toda familia grande me enseñaron a compartir, lo poco lo mucho, lo bueno lo malo, lo triste lo alegre. Sabíamos que solo unidos podíamos perdurar, sabíamos que éramos complementarios. Así cuando alguno perdía el norte, la discordia llegaba el juego se acababa.

Hoy con asombro me entero que algún desquiciado, con la misma irresponsabilidad del niño desorientado, sin empacho alguno quiere jugar con la integridad de la patria y como niño emperrado, como encaprichado, declara solemnemente que del territorio se ha apropiado.

Me pregunto ¿qué pasaría?  Si siguiendo al separatista, en este país diverso, todos proclamarían su parte;  a son de broma les comento; yo vivo en un segundo piso, mi vecino el de arriba es un otavaleño, el de abajo un afro ecuatoriano. Desde mañana nadie pisa mi territorio sin pedir consentimiento, yo soy un riobambeño que me declaro soberano.

A dónde puede llegar la sinrazón, yo sé que en el juego de la patria esto ya ha pasado, la trasnochada autonomía sigue siendo el sueño añorado de la oligarquía anarquista. Sé que la integración nacional es un proceso por el que mucho se ha luchado. Todos hemos visto que es en este cambio de época en que las reparaciones históricas que la ambición ha dejado, ya cuentan con una institucionalidad y una política de Estado. Y es en este preciso momento que una estrategia imperial en un momento preelectoral ha sido  azuzada.

Esto no es un juego, la cohesión misma de la patria reclama de su debido tratamiento, el contrato mismo de la constitución estatal, pretende ser relativizado; acaso el anarquismo puede ser tolerado. Cómo duele y preocupa que en la desesperación electorera un candidato irresponsable se presente en la zona y adhiera a la conjura criminal, aplauda la afirmación que al asesinato de un hombre es un tema de costumbre o cultura ancestral.

Reinaldo Torres Jaramillo

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