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Cuando éramos escolares, nuestros viejos nos prohibían apuntar con el dedo porque era mala educación; el causante era el índice derecho que acusaba y cuando eran varios los índices el delito era grave e inocultable.

El Presidente le informó a su Vice que “lamentablemente, todos los dedos le apuntan”, y eso equivale a una sentencia insoportable para los hombres de bien, sin embargo, parece que no fue suficiente y el acusado, impávido, refresca la sentencia de Aristóteles: “Cuando el sabio señala el cielo, el tonto se queda mirando el dedo”.

Alianza PAIS ha decidido enjuiciar al Contralor porque ha iniciado el examen de los gastos del Gobierno pasado, pero resulta que la obligación del Contralor es justamente controlar que la gente no se robe la plata, deber incumplido por el reelecto señor Pólit, que más bien logró convencer a un juez a que declare maliciosas y temerarias las acusaciones que le hizo la Comisión Anticorrupción sobre la etérea Refinería del Pacífico, donde el asalto a los dineros ecuatorianos suma, según el delator Conceiçao de la empresa Odebrecht, $ 14 millones.

Los dedos apuntaron ayer al exfiscal Chiriboga, que tenía el pasaje en la mano y registrado su nombre en la lista de vuelo, pero que para él no era prueba de que iba a viajar a Colombia. Entrevistado el nuevo Fiscal por CNN sobre el tema, eludió las respuestas y se fue por la tangente avergonzando a la audiencia de tan prestigioso noticiero.

Estas groserías irritan e indignan a un pueblo que sabe de un nuevo ladrón cada día, menos los jueces que quieren ver la maleta que le dejó ‘Capaya’ al exfiscal en el hotel. Mientras más índices apunten, irá creciendo el número de pícaros que no podrán con tanto dedo.

Dr. Carlos Mosquera Benalcázar

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