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El Telégrafo
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El atleta da testimonio de su participación en la competencia más fría del mundo, donde estuvo a 27 grados bajo cero

Millán Ludeña: "Correr en la Antártida me hizo pensar que estaba en otro planeta"

Millán Ludeña comenzó en las ultramaratones a raíz de mudarse a Quito. De a poco se convierte en un especialista en bregas de autoabastecimiento.
Millán Ludeña comenzó en las ultramaratones a raíz de mudarse a Quito. De a poco se convierte en un especialista en bregas de autoabastecimiento.
Foto: John Guevara/ El Telégrafo
08 de febrero de 2016 - 00:00 - Javier Tamba Guzmán

“Tengo que verificar el dato en el Instituto Antártico (Guayaquil), pero creo que soy el primer ecuatoriano en llegar al núcleo, al Círculo Antártico como tal. Esto ocurrió el pasado 21 de enero en la carrera de ultrarresistencia Antártida 100K. En aquella competencia participamos 8 atletas, incluida una chica de Singapur, la única mujer.

En los 11 años de historia que tiene esta prueba han corrido 56 personas de distintos puntos del mundo. Entre ellas, afortunadamente, ya hay un ecuatoriano; fue un orgullo pasar la meta con nuestra bandera.

Correr en la Antártida es infernal, el paisaje no cambia; hielo aquí, hielo más allá, hielo por todas partes. Y eso que corrí en la época de ‘verano’, en la que el sol nunca se va. Esa monotonía me hizo pensar que las horas no pasaban. Sentí que aquel hielo había congelado el tiempo. Todo a mi alrededor era blanco; la verdad, es impresionante.

Lo que te hace reparar en el paso de las horas es lo cambiante del clima. Cuando salimos estábamos a menos 11 grados, con vientos que corrían a 22 kilómetros por hora;  pero hubo un momento en que la temperatura bajó a menos 27 grados y la velocidad del viento subió a 33 kilómetros por hora. Esa fuerza del viento ya te empieza a empujar. A mí, que mido 1,61 y peso 60 kilos, me movía con cierta facilidad.

Trasladarse en estas circunstancias es muy complicado, es ir contra la corriente y te exige más, mucho más. Según mis cálculos, debí perder unas 1.000 calorías por hora, y como me demoré 16 horas en cubrir todo el recorrido, perdí 16.000 calorías, que reflejadas en peso equivalen a perder 4,8 kilos.

Ahora ya estoy recuperado, pero ejercitarse allá, de esa manera, bajo esas condiciones, es un desgaste brutal, porque el cuerpo demanda energía, tanto para moverse como para calentarse. Y eso que llevé un equipo especial, pero ni aún así se puede resistir del todo aquellas inclemencias climáticas.  

Terminar la carrera me dejó una gran satisfacción. Quedé en cuarto lugar, pero es importante recordar que yo no soy un atleta profesional, como los otros competidores. Ellos recorren el mundo en este tipo de retos; ganan dinero por hacerlo. Culminar el recorrido y ser cuarto, pese a ser amateur, para mí significa un logro importante.

Lo más gracioso es que soy de Guayaquil y hasta suena irracional que un ‘mono’ se haya atrevido a correr en el lugar más frío del globo. Sin embargo, estoy convencido de que con trabajo todo es posible.

-¿Cómo conseguí superar este desafío?

Bueno, hace 2 años y medio, por motivos de trabajo, me cambié a vivir a Quito y, claro que entrenar en la altura ha sido fundamental. Acá desarrollas más glóbulos rojos, que son los que captan el oxígeno, entonces, en un ambiente donde hay menos oxígeno (2.800 m de altura) te vuelves más eficiente y cuando bajas a competir al llano, eres una máquina de mejor rendimiento.

Y si tengo que mencionar cuándo comenzó esta locura, diré que empezó en los últimos 5 kilómetros de mi participación en el desierto del Sahara (Marruecos), la carrera a pie más difícil del mundo, donde cubrí 254 kilómetros en 6 días. Ya por terminar, pensé: sí puedo con la carrera más calurosa, ¿por qué no intentar en la carrera más fría?

Por ahora no me planteo un nuevo proyecto, quiero tomarme un tiempo para asimilar y disfrutar de la experiencia que acabo de pasar. Cuando digo asimilar me refiero a un sentido ecológico; es que regresé con una concienciación ambiental muy alta, interna.

Al estar allí nunca sentí que estaba en algún país, más bien creí que estaba en otro planeta, en el sitio más inhóspito de la Tierra, donde no hay actividad humana, un lugar precioso, pero muy frágil a la vez. Me convencí de que salvar al mundo no es una cuestión de los gobiernos, es algo personal. Por ejemplo, que tomes un taxi pudiendo ir en bicicleta o que recicles la basura, no depende del Presidente, depende de ti, y ese es mi mensaje”. (I)

DATOS

Fernando Millán Ludeña Rodríguez nació en Guayaquil el 22 de abril de 1980. Es soltero y labora en la Vicepresidencia de la República, en el área estratégica.

Millán Ludeña tiene 3 lides simbólicas: La Ultramaratón de La Patagonía (diciembre de 2012), la Ultramaratón de Sables (abril de 2014), en el desierto del Sahara, y la Ultramaratón de la Antártida.

En la Antártida 100 K detuvo el reloj en 16h18m24s y quedó cuarto. Los vencedores fueron: Griff Griffith de EE.UU. (12h18m40s), William Gargiullo de Suiza (14h17m37s) y Dave Dudek de EE.UU. (14h25m28s).

Los costos de estas expediciones fueron $3.000 la de La Patagonia, $11.000 la de Sables y $22.000 la de la Antártida. Estos valores los cubrieron sus auspiciantes: CNT, Seguros Sucre, Ministerio del Deporte, Ministerio de Industrias, etc.

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