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Jaime Castillo dice que correr le da mayor sentido a su existencia

Jaime Castillo durante una práctica en las instalaciones del Círculo Militar en Quito. El 7 de mayo competirá en la prueba pedestre Nuestros Héroes 10K.
Jaime Castillo durante una práctica en las instalaciones del Círculo Militar en Quito. El 7 de mayo competirá en la prueba pedestre Nuestros Héroes 10K.
Foto: Carina Acosta / El Telegrafo
25 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Fanático

“Los límites se los pone uno, lo inalcanzable no existe”, manifiesta Jaime Castillo, atleta con discapacidad física que el domingo 7 de mayo participará en la versión 2017 del circuito pedestre Nuestros Héroes 10K, que organizan el Ejército ecuatoriano y la fundación Virgen de La Merced.

La llovizna, cada vez más copiosa, no le merma el ímpetu de ejercitarse, al contrario, busca calor al esforzar los músculos. Tras dar varias vueltas alrededor de una de las canchas de fútbol del Círculo Militar, en Quito, se detiene, es hora de cambiarse y continuar con las otras actividades del día.

Castillo, de 48 años, teniente coronel de Infantería, quien en 1995 combatió en la guerra del Cenepa, venció el trauma de perder una parte de su cuerpo gracias al apoyo de su familia, del Ejército y, especialmente, a intervenir en competencias deportivas, por las que pregona con todo convencimiento que son la mejor terapia.

Ser el mejor

Al ser alcanzados por la explosión, Jaime Castillo y Raúl Zapata quedaron estupefactos, apenas atinaron a revisarse las heridas.

- ¿Qué pasó, Jaime, qué pasó? Revísame el rostro.

- No parece nada grave. ¡Estamos en un campo minado!

Jaime se sacó la pañoleta que llevaba y se aplicó un torniquete para contener la hemorragia. La detonación le destrozó el pie derecho. A Raúl una esquirla del artefacto le impactó en la cara, pero el daño no era de consideración.

Pese a que no debía hacerlo, Zapata tanteó el terreno con los pies para comprobar si no había otras minas; luego cargó a su compañero y lo llevó donde los otros uniformados del grupo que conformaron aquel escuadrón de patrullaje.

Castillo integraba el Batallón de Selva número 61 Santiago y en aquella conflagración contra Perú defendió el área asignada al destacamento Etza, en la amazónica provincia de Morona Santiago.

Superar la pérdida de su pie derecho no fue simple, sobre todo en el aspecto emocional; este comando pensó que no volvería a caminar, de hecho su rehabilitación resultó más larga que la de otros soldados con historias similares.

A través del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa), la primera prótesis se la fabricaron en Estados Unidos a los 6 meses del accidente, pero volvió a caminar al año. Tres meses después retomó su pasión por correr e, incluso, participó en una carrera de la entonces Escuela Politécnica del Ejército (ESPE), en la que su propósito fue no ser el último en atravesar la meta, algo que consiguió, pese a sufrir una caída. “Recordé mis mejores tiempos, cuando entré en 1991 y 1994 representé al país en un pentatlón militar, llegando a lidiar en 2 campeonatos sudamericanos y en un mundial”.

Desde 1996, Castillo no ha parado de relacionarse con personas e instituciones que trabajan para ciudadanos con miembros amputados, brinda su apoyo en la Misión Manuela Espejo y es amigo de David Krupa, estadounidense que a raíz de perder su pierna izquierda se convirtió en un reconocido fabricante de extremidades ortopédicas.

En cuanto a sus logros, en 2013, durante el Proyecto Piloto del Mundial de Atletismo de Capacidades Especiales que se desarrolló en Warendorf, Alemania, el quiteño levantó la medalla de oro en los 1.500 metros. Esta justa contó con el aval del Consejo Internacional del Deporte Militar (CISM).

No obstante, su pasión son las prácticas extremas; suma ya 51 saltos libres en paracaídas, además de ascender montañas y correr en ultramaratones. En julio pasado, junto con David Krupa, coronó los 5.790 metros del nevado Cayambe y a mediados de este año, ambos intentarán conquistar los 5.704 metros del Antisana. En lo que respecta al trail, en 2016 completó los 21 kilómetros de Petzl.

Tracy de Narváez, titular de la fundación Virgen de La Merced, donde se atiende a personas con discapacidad, está satisfecha por la presencia de Jaime en la octava edición de Nuestros Héroes 10K, pues su hija Dana (15 años), a quien le detectaron autismo a los 2 años, ha mejorado notablemente su condición gracias a los tratamientos en dicha entidad. “Invito a quienes deseen respaldarnos que lo hagan inscribiéndose en la carrera; los fondos son para la institución”. (I)

Datos

La competencia atlética Nuestros Héroes 10K abrió 15.500 cupos para 2017, pero ya están copados 12.500. La inscripción por persona cuesta $ 16.

Los fondos recaudados en la carrera se destinarán a la fundación Virgen de La Merced, que lleva más de dos décadas ayudando a ciudadanos con discapacidades físicas, intelectuales y autismo.

En la institución se cubre un promedio de 2.900 atenciones mensuales. El lugar cuenta con un instituto educativo y un centro médico. Concurren personas de escasos recursos.

A los ganadores de la brega en la división élite se les premiará con $ 2.000, $ 1.200 y $ 600 al primero, segundo y tercer lugares, en las series femenina y masculina. Entre el resto de exponentes se sorteará un auto, una moto y $ 14.200 en obsequios.

El director técnico del torneo es el entrenador Franklin Tenorio, quien en los próximos días anunciará la lista de los deportistas élite nacionales y extranjeros que correrán el 7 de mayo. (I)

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