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El atletismo venezolano se construye lejos de la crisis política

Yulimar Rojas, arropada por la bandera venezolana, festeja orgullosa el título mundial en salto triple en la pista del estadio olímpico de Londres.
Yulimar Rojas, arropada por la bandera venezolana, festeja orgullosa el título mundial en salto triple en la pista del estadio olímpico de Londres.
Foto: AFP
09 de agosto de 2017 - 00:00 - AFP

Coincidiendo con un momento en el que Venezuela acapara titulares internacionalmente por su crisis política, social y económica, el atletismo venezolano, que nunca había subido al podio en un mundial, hace paradójicamente historia en Londres 2017 con dos medallas.

Primero llegó el bronce de Robeilys Peinado el domingo en el salto con garrocha y el lunes se sumó el mágico oro de Yulimar Rojas en el triple salto. La clave en ambos casos ha estado en alejarse de la complicada situación en el país e ir a entrenarse a Europa con profesionales de prestigio, con los que han experimentado una progresión espectacular en los últimos años. 

Yulimar Rojas, de 21 años y superestrella de la sección de atletismo del FC Barcelona, entrena desde hace dos años en Guadalajara (España), cerca de Madrid, con el mítico exatleta cubano Iván Pedroso, mientras que Robeilys Peinado, de apenas 19 años, se radicó en 2016 en Polonia, donde es  adiestrada por el técnico ucraniano Viacheslav Kalinichenko.

Envuelta en una bandera venezolana y exultante por el oro que acababa de conseguir con un salto de 14,91 metros, Yulimar Rojas fue preguntada el lunes pasado de manera insistente por la situación política en su tierra. “Estoy triste por todo lo que pasa en mi país, que es un lugar maravilloso. Vamos a salir de todo esto. Sé que se van a terminar las peleas y las guerras entre hermanos venezolanos. Espero que esta medalla dé felicidad a mis compatriotas. Mi país siempre me apoyó, siempre se preocupó de que yo me sienta bien”, declaró Rojas.

La flamante campeona mundial de triple salto salió de Venezuela para entrenar con Pedroso y en tres meses ya había mejorado su marca en medio metro. La cosecha de medallas fue automática: oro en el Mundial bajo techo de Portland en 2016, plata olímpica en Río de Janeiro en el mismo año y ahora este oro mundial en Londres, que la confirma como la nueva reina de la prueba, destronando a la hasta ahora intocable Caterine Ibargüen.

Todo cambió para Rojas un día que Facebook le propuso como ‘amigo’ a un tal Iván Pedroso: la joven adolescente aceptó y luego le envió un mensaje. “Cuando Facebook me lo sugirió de amigo decidí escribirle, le dije que era una atleta de Venezuela, que él era mi ídolo y que quería entrenar con él”, cuenta Rojas sobre cómo logró pasar a ser dirigida por Pedroso, oro olímpico en Sídney 2000 y cuatro veces campeón mundial.

Esa osadía de adolescente en la era de internet no se perdió en el vacío del ciberespacio, sino que llegó a buen puerto: el mismísimo  Pedroso le respondió para decirle que llevaba tiempo siguiéndola y que estaba impresionado por sus cualidades. Así nació una fructífera relación que permitió a Yulimar pasar a vivir en 2015 a España.

El resto de su historia es casi el de un cuento de hadas, pasando en tiempo récord de ser una joven desconocida a una de las grandes figuras de la historia del deporte venezolano. Era complicado vaticinar una trayectoria así hace 21 años, cuando nació en un hogar humilde en Puerto La Cruz.

Su familia estaba muy ligada al deporte: su padre fue boxeador de peso pluma, llegando a representar a Venezuela internacionalmente. También fue boxeador el hombre que considera también su padre, el marido actual de su madre.

Su primera aproximación al deporte fue al voleibol, por su físico espigado y animada por la participación de la selección venezolana femenina en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Pero los técnicos del polideportivo la captaron primero para salto alto y salto largo, antes de pasar al triple salto.

Ahí empezó una historia que la ha llevado a la cima del mundo y a lograr un título de campeona planetaria; algo que Lionel Messi -su ‘compañero’ en los registros del Barça- todavía no ha conseguido con la Albiceleste.

Robeilys Peinado, por su parte, mejoró su marca personal para lograr su bronce, superando la barra de 4,65 metros. “En Polonia todo es muy frío, la gente es fría también. Mi vida allí se resume en ir de casa a los entrenamientos y de los entrenamientos a casa. Hasta internet lo tengo limitado y no veo televisión porque no la entiendo. Es un sacrificio muy grande”, dijo tras lograr la medalla.

Pero Rojas y Peinado no son las únicas atletas del equipo venezolano que se entrenan fuera de su país, ya que la cifra se acerca a la decena. “Allá en Venezuela no hay muchas competencias, para mejorar necesito ir a lugares donde hay”, explicó una de ellas, la velocista Andrea Purica, que entrena en España,  previamente a su participación en Londres, donde no superó la primera ronda de los 100 metros. La cuestión del éxodo de deportistas para crecer es algo que ya se da en otros deportes y que tanto Venezuela como Sudamérica lo conocen bien en deportes como el fútbol.

Las principales estrellas de la Vinotinto salieron del país para desarrollar su carrera a edades tempranas. Es el caso, por ejemplo, de José Salomón Rondón, que debutó con el equipo nacional a principios de 2008 y meses después ya estaba poniendo rumbo a Europa, donde ha jugado desde entonces en clubes de España, Rusia e Inglaterra, donde sigue, en el West Bromwich.

Sergio Córdova, máximo goleador de la selección venezolana de fútbol que hizo historia llegando a la final del Mundial Sub-20 de Corea del Sur, tiene 19 años y apenas unas semanas después de brillar en el torneo FIFA se unió al Augsburgo alemán. (I)

Ibargüen fija su mirada en los JJ.OO. de Tokio 

Caterine Ibargüen, reina destronada del triple salto, no perdía la sonrisa, pese a la pérdida de su corona el lunes en el Mundial de Atletismo y ahora se enfrenta a un desafío: con sus 33 años, ¿podrá llegar bien hasta la defensa de su título olímpico en Tokio 2020? 

Ibargüen, plata en este Mundial después de llevarse el oro en los dos anteriores, supera en más de una década de edad a la nueva campeona, la venezolana Yulimar Rojas, que tiene 21 años y que fue plata en Río 2016 por detrás de la estrella colombiana.

Pero después de que Ibargüen perdiera su condición de intocable y Rojas lograra el oro, en el aire flotaba una cierta sensación de cambio de era en el triple salto, que en el ciclo olímpico que condujo a Río fue un monólogo de la saltadora antioqueña.

“Mis Juegos Olímpicos van a ser los de Tokio”, vaticinó Yulimar Rojas.

Caterine Ibargüen, por su parte, insistía en que iba a seguir trabajando y que no perdía la motivación ni la ilusión, haciendo pensar que no ve cercano su retiro, aunque en sus palabras parecía ceder formalmente el testigo a Rojas para los próximos años. “Yulimar está superjoven, puede llevar la batuta y llegar muy lejos. Puede seguir reinando por muchos años”.

Más allá de Yulimar Rojas, que ya es una realidad, hay otras jóvenes que están progresando mucho. Es el caso, por ejemplo, de la brasileña Nubia Soares, que se proclamó campeona sudamericana a finales de junio en Asunción, aunque no compitió en Londres por una lesión.

Soares derrotó en la capital paraguaya a Yulimar Rojas, que en aquel entonces estaba mermada por problemas físicos. (I)

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