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Álex Quiñónez, desea volver y se enfoca en Tokio

Álex Quiñónez, desea volver y se enfoca en Tokio
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
16 de octubre de 2016 - 00:00 - Javier Tamba, enviado especial a Esmeraldas.

Las instalaciones del complejo deportivo San Rafael, al sur de Esmeraldas, están en mal estado. Tras sortear la maleza que evidencia el descuido del lugar, al fondo, se nota la figura de Álex Quiñónez, quien se ejercita bajo las órdenes de Jorge Casierra, 1 de los 2 entrenadores que condujeron al cultor a la final de los 200 metros planos en los Juegos Olímpicos Londres 2012.

“Es un atleta en recuperación”, dice Casierra, mientras sostiene la tabla de trabajo. Junto a Quiñónez,  dirigidos por el instructor, ocupan el escenario el también velocista Jéfferson Quinteros y el árbitro de fútbol Enrique Sánchez.

Pocos creerían que un exponente como Quiñónez —dueño de los récords nacionales en los 100 y 200 metros— no haya clasificado a las olimpiadas de 2016, tenga la beca más baja del Plan de Alto Rendimiento y ensaye en un sitio sin las comodidades necesarias.

¿Por qué no estuvo en Río de Janeiro?, Casierra responde que el deportista no contó con una ayuda enfocada en sus necesidades. Al iniciarse el ciclo olímpico que terminó con las justas cariocas él y Roberto Erazo, el otro aleccionador de Álex, presentaron un proyecto que arrancó bien, pero no terminó.

Con el apoyo del Ministerio del Deporte, los entrenadores emprendieron lo que, estimaban, sería el camino hacia la tercera medalla olímpica de Ecuador, que solo cuenta con las preseas que obtuvo el marchista Jefferson Pérez en Atlanta 1996 y Pekín 2008.

Merced a los logros que Quiñónez consiguió con los 2 profesores, Casierra subraya que la familia del deportista les propuso manejar su carrera. Si lograban contratos con auspiciantes, ganarían el 20%. Tras los Juegos Olímpicos de Londres, de cara a las lides de Río en 2016, los técnicos y el atleta viajaron a Alemania y España, donde no solo entrenaron, sino buscaron facilidades para futuras prácticas.

En España se reunieron con Jackson Quiñónez, velocista ecuatoriano nacionalizado español, quien además de ofrecerles respaldo, les recomendó contactar a Juan Pedro Pineda, un reputado mánager deportivo.

Roberto Erazo señala que en ese momento intervino la empresa de marketing deportivo Lateral Sport & Entertainment, que ofreció un contrato a Quiñónez para orientar su carrera. Esto ocasionó que el atleta y su familia se distancien de los maestros que lo descubrieron.

En marzo de 2013, durante un certamen que se efectuó en Río de Janeiro, Álex estrena a la técnica cubana Yosvania Molina, contratada por la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA), con quien retorna a las competencias.

Sin desmerecer los conocimientos de nadie, Erazo y Casierra concuerdan en que si una ventaja tienen ellos sobre cualquier otro entrenador en torno al manejo de Quiñónez, es conocer sus debilidades. No en vano lo reclutaron a los 14 años, en una captación de talentos.

Álex se desvió del camino. Las actividades de diversión, con todo lo que ello significa, incluido el consumo de licor, incidieron en su rendimiento.

“Nosotros conocemos a Álex, proviene de estratos bajos, con muchos problemas psicológicos, familiares y emocionales. Tiene amigos que no son una buena influencia y por las condiciones de Esmeraldas se vio impedido de asimilar lo que había pasado en Londres. Necesitaba ayuda extra”, manifiesta Casierra.

En ese entonces, Álex constaba con la beca A del Plan de Alto Rendimiento, por lo que recibía más de $ 2 mil (7 salarios básicos unificados) como ayuda económica mensual, pero no se conformó el equipo multidisciplinario que propusieron estos instructores, con médico, psicólogo, fisioterapista...

En la actualidad, Quiñónez está con la beca E, que le garantiza al mes un salario básico unificado ($ 366). Afirma que con ello y con lo que obtiene por el patrocinio de una bebida isotónica, sostiene a su familia y le envía una pensión a su hija de 2 años, que reside en Guayaquil. “Estoy preocupado porque el contrato con el auspiciante se termina este año”, revela.

Erazo refiere que si se invertía $ 1’000.000 en Quiñónez durante el ciclo olímpico anterior, considerando el pago al cuerpo multidisciplinario y una mensualidad para su familia, se hubiese peleado por una presea.

“Mientras entrenó en forma normal demostró su capacidad. En 15 meses mejoró un segundo y 24 centésimas, bajando de 21 segundos con 52 centésimas (21s52c) en mayo de 2011, a los 20s28 en las eliminatorias de los 200 metros en Londres 2012”, precisa.

Cree que si el potencial de Álex es bien explotado, se puede luchar por el podio en Tokio 2020. Erazo y Casierra confían en el atleta de 27 años, quien retomó las prácticas el pasado septiembre; la meta en 2017 es calificar al Mundial de Londres. (I)

DATOS

Jorge Casierra entrena a Álex Quiñónez sin paga. Dice que hace varias semanas, el Ministro del Deporte estuvo en Esmeraldas y ofreció respaldar al exponente.

Álex Quiñónez colabora en el hogar con su madre, su hermana y su sobrino. Su progenitora, que labora en asistencia doméstica, al momento no tiene empleo.

Según los instructores del atleta, 3 meses antes de las olimpiadas 2016 se propusieron imponer la marca para las justas, pero era poco tiempo para tal cometido.

El 9 de agosto de 2012, en el Estadio Olímpico de Londres, Álex Quiñónez (segundo desde la izquierda) corrió en la final de los 200 metros. A su derecha el jamaiquino Usain Bolt. Foto: AFP

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