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El Telégrafo
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En un día se precipitó el derrocamiento presidencial

Sentados desde la izq., Jorge Brito, Fausto Cobo, Carlos Solórzano, Lucio Gutiérrez y Antonio Vargas en la toma del Congreso.
Sentados desde la izq., Jorge Brito, Fausto Cobo, Carlos Solórzano, Lucio Gutiérrez y Antonio Vargas en la toma del Congreso.
Foto: Archivo / El Telégrafo
21 de noviembre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

A causa del mal manejo de la economía y de una crisis internacional que no dio tregua, el régimen de Mahuad quedó cercado por todos los lados. El 20 de enero de 2000, alrededor de 8.000 indígenas provenientes de distintas provincias entraron a Quito. Al día siguiente recibieron adhesiones, entre ellas la de un grupo de coroneles con quienes se tomaron el Congreso Nacional. Otro grupo marchó hacia el Palacio de Justicia y advertían que irían a tomarse directamente el Palacio de Gobierno.

Ese 21 de enero de 2000, por órdenes superiores, llegó al Congreso el coronel Fausto Cobo a pedir a su compañero Lucio Gutiérrez que deponga su actitud, pero terminó uniéndose a Lucio, Gustavo Lalama, Jorge Brito y a cerca de 500 oficiales.

Simultáneamente, el Alto Mando de las FF.AA. había retirado su apoyo a Mahuad y en cadena de televisión solicitó la renuncia del gobernante. Mahuad apareció en una nueva cadena para decir que él no renunciaba y que si se quería dar un golpe contra él, pues que se diera en forma abierta.

A la medianoche se anunció la creación de un triunvirato, en el que estaban los indígenas, representados por Antonio Vargas; Lucio Gutiérrez y el jurisconsulto Carlos Solórzano, por la sociedad civil. Gutiérrez fue relevado en el triunvirato por el general Carlos Mendoza.

Mahuad fue invitado a salir del Palacio de Gobierno para ir a otro lugar más seguro, pues la marcha sobre ese local ya estaba anunciada. Ese mismo día, el vicepresidente Gustavo Noboa se desplazó, en avión militar, desde Guayaquil a Quito.

Durante la madrugada del sábado 22 de enero de 2000, cesó el triunvirato y a las 07:30, aproximadamente, Noboa fue declarado nuevo presidente en un acto que tuvo lugar en el Ministerio de Defensa, y luego posesionado ante el Congreso Nacional reunido en Guayaquil, el cual había declarado cesante a Jamil Mahuad como presidente de la República, bajo la cláusula de ‘abandono del poder’ al haberse autoexiliado en la embajada chilena.

Al asumir el mando, Noboa anunció que seguía la dolarización. “La salida de Mahuad fue un cambio de nombres y de estilos políticos”, sostiene el historiador Jorge Núñez, porque Noboa continuó con las políticas del presidente derrocado. (I)


El hecho relevante

Mahuad entregó la base de Manta a EE.UU. y Noboa incrementó atribuciones y facilidades

Un hecho notable que involucró tanto al presidente defenestrado, Jamil Mahuad, como al posesionado, Gustavo Noboa, fue la entrega por 10 años de la base militar de Manta a las fuerzas militares de Estados Unidos (EE.UU.), para su lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes en la región andina.

El 12 de noviembre de 1999, en la administración de Mahuad, se firmó el denominado Acuerdo de Cooperación Concerniente al Acceso y Uso de EE.UU. de las Instalaciones en la Base de la FAE en Manta para Actividades Aéreas Antinarcóticos.

La presencia militar estadounidense en Ecuador no fue bien acogida por los movimientos sociales y sectores de izquierda, que acusaron a Mahuad de involucrar al país en el controvertido Plan Colombia (para erradicar los sembríos de coca y vigilar el comercio de la droga) por la puerta trasera.

La suscripción del acuerdo y su operación adolecían de nulidad jurídica. La Constitución de Ecuador establecía expresamente que corresponde al Congreso Nacional aprobar los tratados internacionales y este nunca fue discutido ni aprobado por la Legislatura.

“Noboa dio continuidad a la gestión de Mahuad, creo que tuvo miedo de meter la mano”, dice el analista político Hernán Reyes, al recordar que tras la destitución de Mahuad, el nuevo mandatario, el 2 de junio de 2000 ratificó el convenio y lo aumentó, al entregar, además de la base aérea, el puerto naval de Manta y las instalaciones relacionadas con la base o su vecindad, sin costo. Noboa Bejarano cedió también la soberanía sobre el espacio aéreo ecuatoriano, autorizó a las aeronaves operadas por o para EE.UU. en relación con el convenio a sobrevolar el territorio del país. Otorgó a las naves estadounidenses, en todos los puertos marítimos ecuatorianos, el mismo trato que a las de la Armada Nacional de Ecuador.

En 2009 hubo un giro radical: el gobierno de Rafael Correa no renovó el convenio con EE.UU., ya que muchos expertos denunciaban que la base era una pieza del Plan Colombia destinada a la lucha contrainsurgente en esta sensible región.

El 18 de septiembre de 2009, cumplidos los 10 años, las fuerzas militares estadounidenses tuvieron que abandonar las instalaciones de Manta y entregar la base a las autoridades ecuatorianas.

Con la decisión de Correa, Ecuador recuperó la soberanía territorial violentada. (I)

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