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El Telégrafo

Ante el malestar heredado se aplicó el monetarismo

EL TELÉGRAFO, 1992. Alberto Dahik y Sixto Durán-Ballén se saludan previamente a la investidura.
EL TELÉGRAFO, 1992. Alberto Dahik y Sixto Durán-Ballén se saludan previamente a la investidura.
07 de noviembre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

Con moderada esperanza los ecuatorianos esperaron la llegada del nuevo gobierno, el cuarto desde que el país retornó a la democracia. Era muy difícil imaginar que sería el último régimen en cumplir los 4 años para el que fue electo. Luego, Ecuador ingresaría en un proceso de profunda inestabilidad política, producto de los errores cometidos por las élites, corrupción y mal manejo del Estado.

Fruto de la política gradualista aplicada por el gobierno saliente de Rodrigo Borja, para el segundo semestre de 1992 la situación económica, política y social del país era difícil y preocupante.

Los indicadores económicos mostraban la dura realidad: cerca del 50% de inflación anual; reserva monetaria internacional negativa; déficit del sector público a nivel del 6,5% del PIB; desempleo en el 8,5% y subempleo en 54,3% de la PEA, el más alto hasta ese momento, desde el regreso a la democracia. El dato positivo fue el superávit alcanzado en la balanza comercial: $ 452 millones.

De modo que las condiciones de vida de la población habían desmejorado, el salario de los trabajadores no cubría la canasta básica (60.000 sucres el salario minimo vital). Por ello, el extendido malestrar social se expresó a través de continuas jornadas de protestas.

El gobierno de Rodrigo Borja, que arrancó con mucha popularidad, al finalizar su mandato perdió parte de ese apoyo, pues no resolvió los problemas económicos. Fue criticado también por el gasto público, las políticas antiobreras que le endilgaron los sindicatos, como la flexibilización laboral.

Pero de ahí a la visión catastrófica que proyectó Sixto Durán-Ballén, había mucho trecho. El gobernante conservador, en efecto, aseguraba que Ecuador era un país casi en bancarrota, sin recursos y con un elevadísimo déficit presupuestario.

Sin embargo, detrás de esa visión había la intencionalidad política conservadora, anclada a una visión monetarista de la economía. El arquitecto de esa estrategia fue el vicepresidente Alberto Dahik.

Para el historiador Juan Paz y Miño, la situación era crítica, en especial en lo económico, lo cual fue aprovechado por el presidente electo para profundizar el modelo económico neoliberal, que había dejado sentado las bases León Febres-Cordero. (I)

EL HECHO RELEVANTE

El nuevo mandatario se forjó en la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto de Ambato

Sixto Durán-Ballén Cordovez nació el 14 de julio de 1921, en Boston (EE.UU.). 71 años después se convertiría en presidente de Ecuador. Eso le ubica como uno de los mandatarios más longevos de la historia ecuatoriana y el último en culminar los 4 años para el que fue electo, desde que el país retornó a la democracia, en 1979.

Hijo del diplomático Sixto Durán-Ballén Romero y de Eugenia Cordovez, realizó sus estudios primarios en el colegio San José La Salle de Guayaquil, la secundaria en el San Gabriel de Quito y los de arquitectura en Estados Unidos, donde, el 28 de enero de 1945, obtuvo el título de Arquitecto.

En 1949, el presidente Galo Plaza Lasso le encargó el proyecto de reconstrucción de Ambato, asolada por el terremoto del 5 de agosto de ese año. Ese trabajo le influyó para incursionar en la política.

Dos años después, con Camilo Ponce Enríquez, fundó el Movimiento Social Cristiano, que más tarde se llamaría Partido Social Cristiano (PSC). Los dos polticos llegaron a ser presidentes de la República.

Ya casado con Josefina Villalobos, con quien procreó 8 hijos, trabajó como director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central. Como presidente ganador en 1956, Ponce Enríquez le nombró ministro de Obras Públicas, tarea que desempeñó hasta el final del gobierno, en 1960.

Culminado este período, Durán-Ballén fue elegido senador funcional por la enseñanza particular y concejal de Quito. Viajó a EE.UU. contratado por el BID, como director de Análisis de Proyectos Sociales. Ahí estuvo cerca de 8 años, luego volvió a Ecuador como subdirector del Plan Regional de Tungurahua. Se convirtió en presidente del Banco Ecuatoriano de la Vivienda y de la Junta Nacional de la Vivienda.

Durante el gobierno de Velasco Ibarra, en las elecciones seccionales de 1970, cuando tenía 49 años, ganó la Alcaldía de Quito. En 1974 fue ratificado en ese cargo por el dictador Guillermo Rodríguez Lara, quien había dado el golpe de Estado y defenestrado del poder a José María Velasco Ibarra, en febrero de 1972.

Como alcalde de Quito (1970-1978), sus numerosos proyectos y obras para la ciudad acrecentaron su popularidad. Eso le llevó a buscar la Presidencia. Perdió las elecciones de 1979 y 1988, representando al PSC. En 1991 se desafilió y fundó el Partido Unidad Republicana (PUR), a través del cual llega al poder, tras ganar los comicios de 1992. (I)

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