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El Telégrafo
Rodolfo Bueno

¿Qué está pasando?

14 de febrero de 2017 - 00:00

La caída de las Torres Gemelas, planificada o no por los neoconservadores (neocon); los tratados de libre comercio; la globalización a la bruta; el intento de destruir los valores morales a nivel mundial; las guerras de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen, por mencionar unas pocas; el descarado golpe de Estado en Ucrania, punto de partida para el inicio de la guerra civil de la ultraderecha contra las poblaciones no ucranianas, en particular, la rusoparlante; la derrota inoportuna de Sanders y el apoyo incondicional a la Sra. Clinton; las sanciones anticubanas, antirrusas, antiiraníes, anticoreanas y anticualquiera que levante la cabeza; la intervención política contra los movimientos progresistas de América Latina y el sustento solapado a los terroristas del Estado Islámico son fenómenos que se enmarcan dentro del ‘Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense’, creado por los neocon con la finalidad de lograr el liderazgo universal.

Esta política hubiera marchado sobre ruedas de no ser por la resistencia de los pueblos, incluido el estadounidense, que se opusieron a este descalabro, y también por el fracaso económico del proyecto. Todo esto provocó la fractura de la élite de EE.UU. en dos ejes, el que apoya a Trump y la vieja guardia derrotada en las elecciones pasadas, compuesta por republicanos y demócratas, que no lo deja en paz y lo intenta derrocar. Estos últimos han sido golpeados en la epidermis de sus potestades, pero son muy poderosos y son capaces de cualquier barbaridad. No sería extraño que inicien una serie de provocaciones para obligar a Trump a recular.

Una de ellas podría ser la ofensiva del Ejército ucraniano, contra la población civil del Dombás, impulsada por Poroshenko, oligarca cuya cabeza está en capilla por haberse aliado con la CIA para apoyar con todos los medios a la Sra. Clinton. ¡Qué extremismo de pacotilla! El principal órgano de seguridad de EE.UU. y un gobierno extranjero unidos para favorecer una candidatura y derrotar a otra. Nixon fue arrojado del poder por mucho menos, por escuchar lo que hablaban sus contrincantes.

Pero como ahora, los pájaros disparan a las escopetas, resulta que los ‘demócratas’ del orbe entero se han unido para evitar que el fascismo, que dizque es representado por Trump, imponga su dominio en la mayor democracia de Occidente, para de allí distribuirse por el resto del planeta. Y aquellos que nunca protestaron cuando se destruían países, se exterminaban civilizaciones, se asesinaba a millones de personas, se dejaba sin hogar y se obligaba a emigrar a muchos más, los que nunca dijeron esta boca es mía cuando se eliminaban dirigentes nacionales, se bombardeaban hospitales, se envenenaba al mundo con miles de pócimas, exactamente ahora se concentran en grandes multitudes para salvarnos del fascismo. ¡Qué contrasentido!

Y la pregunta que muchos se hacen y otros no: ¿Quiénes están detrás de tanta alharaca? Evidentemente, los que se oponen a que los terroristas sean derrotados y la CIA, controlada, los que eluden cualquier aclaración que despeje la verdad de las mentiras a las que intentan acostumbrarnos.

Si lo malo de Trump es ser poco político y no desacelerar para llegar lejos, lo hipócrita de los manifestantes es creerse progresistas, liberales, demócratas o de izquierda. (O)

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