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El Telégrafo
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Alfonso aún tiene dificultades para desplazarse solo en Manta

Alfonso llega a la playa a las 15:00, lo hace en bus, en la línea 5. Se queda en El Murciélago hasta las 21:00.
Alfonso llega a la playa a las 15:00, lo hace en bus, en la línea 5. Se queda en El Murciélago hasta las 21:00.
Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
08 de octubre de 2016 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

El sol decae, vetas entre rosa y naranja se divisan en el horizonte, allá, donde se dividen el mar y el cielo. Los visitantes entran y salen de la playa El Murciélago, en Manta, pero alguien siempre está ahí en el atardecer: José Alfonso Macías.

Entretener a las personas en su vaivén es el día a día de este santanense, de 77 años. Él está sentado en el piso. Con una vieja guitarra y una armónica entona pasillos y rancheras. Es inevitable no notar su presencia, pero muchos prefieren obviarlo, para no darle unas monedas a cambio de su música.

‘La Tejedora Manabita’ es un tema que no puede faltar. Lo toca más de una vez por día. “A mí me gusta destacar la música nacional”.

Alfonso (es más conocido por su segundo nombre) tiene ceguera de nacimiento. Cuenta que con su ojo derecho ve levemente sombras, lo que le ayuda a diario para llegar solo  a las 15:00 hasta la playa.

“Antes uno de mis hijos (tiene 4) me acompañaba, ahora ya tiene ocupaciones y no puede venir conmigo a la playa, entonces me muevo de manera independiente”.

Ya se conoce de memoria el camino. “Avanzo 4 casas desde la mía y ya estoy en la parada del bus. La ventaja es que por mi casa solo pasa la línea 5, entonces no tengo que estar preguntado qué carro es”.

El arribo a El Murciélago es otro reto para él. Se guía por las sombras, contando los pasos y tocando un poste para llegar hasta la rampa de acceso y baja.

“Llego con tranquilidad hasta aquí (lugar donde se sienta a trabajar), pero no tengo memorizada la ruta para avanzar más allá (donde están los restaurantes), entonces nunca voy”. Alfonso, quien preferiría dejar de tocar la guitarra debido a dolores en los brazos, dice que andar en bus muchas veces le es un problema, “porque hay choferes que no quieren parar.

Atenaida Macías, subdirectora de Discapacidad del Patronato, indica que la problemática de Alfonso se replica en otras personas con esa condición, quienes aseguran que “a pesar de las campañas realizadas, todavía hay conductores que no se detienen”. Para la funcionaria, Manta es una ciudad amigable para las personas con discapacidad, pero  aún le falta trabajar en varios aspectos para ser inclusiva.

Destaca que la playa  El Murciélago cuenta desde el año pasado con una rampa de madera que llega hasta pocos metros del mar, a través de la cual pueden acceder personas en silla de ruedas. Es la primera de su tipo en el país. La iniciativa fue replicada en Salinas.

Menciona también el parque de San Patricio, el primero con juegos adecuados en la ciudad. “Ahora se apunta a que todos los parques sean inclusivos. Por ejemplo, se hacen trabajos en el espacio frente al monumento de La Madre y ahí también habrá juegos para personas con estos requerimientos”.

En el Patronato hay 5 técnicos especializados en trabajos con personas con algún tipo de discapacidad. En total, la entidad atiende a 400 ciudadanos.

Marcia Chávez, secretaria técnica del Consejo Cantonal de Protección, manifiesta que la entidad que ella representa y el Consejo Consultivo presentaron una ordenanza, a inicios de año, “en la que se contemplan normas de construcción, la Ley de Comunicación y otros aspectos. Planteamos que todas las obras de regeneración sean inclusivas”.

Chávez expresa que Manta va camino a convertirse en una ciudad inclusiva. “Entre 5 y 10 años más nos costará ese proceso, pero falta mucho por hacer, por ejemplo el trabajo en la regeneración de las veredas. Ahí se colocan quioscos y  postes de luz, entre otros obstáculos. Antes no pensábamos en las personas con discapacidad”.

Acota que la meta es que Manta sea un ejemplo para el país como ciudad inclusiva. “Antes, este grupo humano permanecía en casa, ahora es diferente. Quienes usan sillas de ruedas se desplazan por todas partes, tienen parques, la playa. Tenemos que cambiar la mentalidad de las personas. Muchas veces tenemos a taxistas que no paran cuando ven una persona con discapacidad y eso debe cambiar”. (I)

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