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"No podemos pedirles a los políticos la moralidad que no asumimos en el día a día"

De izquierda a derecha: Ignasi Vidal dirige la obra Dignidad. Alejandro Fajardo es actor y optometrista, y Andrés Crespo es actor y guionista.
De izquierda a derecha: Ignasi Vidal dirige la obra Dignidad. Alejandro Fajardo es actor y optometrista, y Andrés Crespo es actor y guionista.
Fotos: José Morán
14 de junio de 2017 - 00:00 - Jéssica Zambrano Alvarado

Andrés Crespo amanece en el aeropuerto de Tababela, pasa la tarde en Guayaquil, anochece en su departamento en Quito y despierta, al día siguiente, en la playa. Su vida ocurre en elipsis y se siente igual en cualquier lugar donde esté.

Lleva consigo lo que llama “filosofía guayaca”. De ella se nutrió desde joven, cuando empezó a hacer amigos en la calle, cuando conoció a los fundadores de Montañita –a quienes llama “los primeros blancos”–, cuando visitaba a su enamorada en Sucre y Boyacá o cuando pasaba mucho tiempo en el populoso sector de las Cinco Esquinas. A través de las memorias hace lo que la gente cree que no es posible: “Yo me invento el agua tibia todos los días”.

Es un actor conocido. Ha estado en Pescador, un filme del cineasta quiteño Sebastián Cordero; en las propagandas de Tropical y CNT; y, recientemente, en Sin muertos no hay carnaval, donde el guion era suyo. Ahora, que atraviesa una forma de vida tan caótica, de un lugar a otro, sin un hogar, está casi listo para someterse a su primera obra de teatro, Dignidad, del dramaturgo, actor, director y cantante de rock Ignasi Vidal.

Por una hora, Crespo, a quien acusan de ser siempre el mismo en todos los papeles que interpreta, no tendrá más remedio que actuar. No podrá escaparse del papel de Francisco, un político que por su larga trayectoria será un posible candidato presidencial. “¿Quién podría definir lo que es actuar, si al final del día es el arte de no actuar? Lo importante es entender lo que se está diciendo y derrotar el proceso de memorización”, responde respecto a las críticas que recibe todo el tiempo.

En esta obra hay diálogos largos y él, con su mala memoria, dice que no sabe cómo va a quedar: “Esta nota es cosa seria”. Ha sido un proceso vertiginoso de ensayos con el autor del texto como director, y la razón más fuerte para aceptar el papel fue su deseo de trabajar de manera más prolongada con su amigo, el actor y optometrista Alejandro Fajardo.

Fajardo es de esos actores que se aprenden primero los guiones. En esta obra él es, tal vez, la mejor guía de Crespo para interpretar a Fernando. Fajardo interpreta a Alejandro, amigo de Fernando. Han hecho su carrera política juntos y él aspira a ser el vicepresidente del partido.

En una de las construcciones más antiguas de la ciudad, en el barrio Las Peñas –con el cerro Santa Ana pelado como fondo del escenario, en lo que aparenta ser una sala–, se definirá el futuro de las elecciones de este partido. El conflicto llega cuando la amistad entre Fernando y Alejandro se convierte en un diálogo de thriller psicológico, en el que se comienzan a develar intereses y acciones ocultas, entonces todo se destruye en un segundo. 

Ignasi vuelve a presentar en Guayaquil una obra hiperrealista basada en la amistad. La primera fue El Plan, dirigida por Montse Serra, con la actuación de Fajardo junto con Víctor Aráuz y Ricardo Velástegui. Esta vez aparece como trasfondo político su fe en la democracia. Aun así, Dignidad se teje en lo humano.

“De lo que hablo es de los problemas estructurales de la sociedad, no de un partido político o de un gobierno concreto, por eso escribí Dignidad. Cuando lo hago tengo la intención de revisar las estructuras de nuestras sociedades modernas y democráticas”, dice Vidal, quien para dirigir esta obra permaneció un mes en Guayaquil, ciudad en la que el rock que a él le gusta no se escucha en altoparlantes.

El propósito de Vidal con esta obra es provocar un mea culpa en el público, plasmar su idea de que los ciudadanos también son culpables de un sistema político vulnerable a la corrupción. “No podemos pedirles a los políticos la moralidad que no aplicamos en el día a día”, agrega el dramaturgo.

La obra la produce Arnaldo Gálvez, propietario y gestor de la Casa Cino Fabiani, un lugar que perteneció a sus tíos. Esta vez, la casa enfrentó una adecuación más severa que con otras obras para ser parte de la trama. Después del estreno, Vidal volverá al ruedo, le espera una nueva grabación musical. Crespo se preparará para el estreno mundial de la tercera temporada de Narcos con su actuación, y Fajardo volverá a moverse entre la actuación y su óptica. Dignidad se hará en película, se montará en México, Italia, Cataluña y, quizás, en Francia. ¿Y el público? “La reacción siempre es maravillosa”, dice Ignasi. (I)

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