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El futuro está en nuestras creaciones

El futuro está en nuestras creaciones
06 de octubre de 2016 - 00:00 - María Gabriela Campoverde de Acostal, abogada de Propiedad Intelectual, Máster en Gestión de Marca. Fundadora y CEO de CreaLegis

En Ecuador, el sistema de propiedad intelectual no ha sido explotado como herramienta para su desarrollo económico. Así lo demuestra el mínimo número de patentes solicitadas por ecuatorianos en el año, el lento desarrollo de las industrias creativas y culturales, los contados empresarios que invierten en innovación, los negocios estancados con potencial de franquicias.

La llegada del Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación, conocido como Código Ingenios, podría significar una nueva etapa para nuestra historia. Este proyecto reemplazaría a la actual Ley de Propiedad Intelectual que entró en vigencia en el año 1998 y se adapta a nuestro siglo de mejor forma que su precedente.

El proyecto debe continuar respetando el marco legal de normas o tratados supranacionales como el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), Convenio de París, Decisiones de la Comunidad Andina, entre otros, y hasta el momento expresamente reconoce los derechos de propiedad intelectual, por lo que nuestros creadores contarían con una fuerte base legal para defender, proteger y ejercer estos derechos.

La actual ley de propiedad intelectual favorece en mayor medida a las industrias de creaciones intangibles que se encuentran desarrolladas, lo que durante años ha ocasionado que las nuestras no logren despuntar adecuadamente. Sus disposiciones en algunos casos son extremadamente proteccionistas al autor, inclusive hasta contraproducentes al interés público, a tal punto que legalmente los actores ecuatorianos se ven limitados a crear o acceder a obras en forma legal. Continuar con esas disposiciones resulta un atraso para la sociedad, en una era en que el conocimiento tiene y puede llegar a obtener un alto valor económico.

El Código Ingenios posee un cambio ideológico de fondo que replantea la propiedad intelectual como un medio para explotarla y utilizarla en beneficio de los creadores y titulares de los derechos. Propone un marco legal que permite el desarrollo de la industria científica, reglas claras para el sector académico, nuevos mecanismos para acceder a obras, desarrolla la protección de los conocimientos tradicionales y saberes ancestrales, entre otros temas más que nos benefician como nación.

Sin embargo, el pleno de la Asamblea Nacional en el segundo debate debe considerar que cada artículo de la norma tiene el desafío de crear un marco legal seguro y atractivo tanto para los inversionistas privados como para los estatales. El proyecto debe enfocarse en la necesidad de equiparar los derechos de autores, creadores, intérpretes y titulares locales, como también en ser eficaz, capaz de generar la denominada economía naranja a través de reglas claras e incentivos para los inversionistas.

Un gran paso para nuestro país será la aprobación del Código Ingenios. Pero los pasos más importantes son los que tomarán los ecuatorianos, aquellos que decidan aprovechar el sistema de propiedad intelectual en beneficio propio y de la sociedad. Aquellos que apostarán por su talento e ingenio. Nos encontramos en el siglo histórico en el que es posible explotar económicamente las creaciones intelectuales a nivel mundial, generando riqueza y empleo. Nuestro país es una potencia mundial creativa, cultural y artesanal, por lo que al contar con un marco jurídico adecuado para su desarrollo el resto dependerá de cada uno de nosotros. Recordemos que el futuro está en nuestras creaciones. (O)

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