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El Telégrafo
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El refugio josé rivas está ubicado a 4.800 metros sobre el nivel del mar

Los turistas escalan el Cotopaxi con la firma de un compromiso

Los montañistas deben tomar en cuenta que en la cumbre existen peligros como grietas y gases peligrosos.
Los montañistas deben tomar en cuenta que en la cumbre existen peligros como grietas y gases peligrosos.
Foto: Silvia Osorio / EL TELÉGRAFO
09 de octubre de 2017 - 00:00 - Silvia Osorio. Corresponsal en Latacunga

El ‘Titán de los Andes’, como se conoce al volcán Cotopaxi, despertó después de 138 años de absoluta calma. Lo hizo el 15 de agosto de 2015 y con ello se tomaron varias medidas de prevención: la primera fue declarar la alerta amarilla y con ello el cierre total del ingreso al Parque Nacional (PNC).

La medida afectó la economía local, sobre todo a las agencias y operadoras turísticas de la zona. Algunas como Cotopaxi Travel, cuya matriz funcionaba en Latacunga, migraron a otra provincia para no desaparecer.

Según Sebastián Toapanta, guía de montaña de Cotopaxi Travel, con el PNC inhabilitado se perdía el principal destino turístico de nacionales y extranjeros, por ello no existía un justificativo para permanecer en la zona.

Sin embargo, se analizó la posibilidad de volver en diciembre de 2015 cuando, pese a que aún regía la alerta amarilla, el Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE) abrió parte del PNC. Esto consistía en permitir la entrada hasta La Rinconada y la laguna de Limpiopungo (zonas identificadas como libres de lahares), manteniendo la restricción para ascender al refugio José Rivas, así como la llegada a la cumbre del coloso de 5.897 metros.

La decisión se tomó con base en los reportes del  Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IGENP), ya que, los informes señalaron una disminución en la actividad interna y externa del macizo en las últimas semanas de noviembre.

Con esta medida se esperaba que miles de turistas que llegaban antes de la reactivación del volcán regresen a visitarlo; no obstante, las personas no arribaron masivamente, unos porque tenían temor de una explosión súbita del volcán, mientras que otros, en su mayoría extranjeros, no lo visitaban pues no se les permitía el ascenso a la cumbre.

Por ello, el  jueves 4 de agosto el MAE reabrió el refugio José Rivas, con ello el PNC quedó habilitado en el 90%. El refugio está ubicado a 4.800 metros, aquí el caminante puede comprar bebidas, snacks, y descansar.

Los funcionarios locales definieron la decisión como positiva, pues atrajo a turistas nacionales e internacionales. Durante el primer feriado del 10 de agosto se reportó la llegada de 8.306 personas, el mayor número registrado desde la reactivación.

La apertura del refugio permitió que los visitantes accedan hasta el área donde existe nieve, los niños jugaban haciendo muñecos y los adultos disfrutaban tomándose fotos para el recuerdo.

Estas actividades se complementan con senderismo, ciclismo de montaña y cabalgatas. Rodeadas con hermosos paisajes como lagunas, manantiales, El Cajas y Santo Domingo.

Aun así la llegada de visitantes  extranjeros seguía baja. La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) explicó en aquel entonces que no era posible permitir el ascenso a la cumbre pues persistía la emanación de gases, cuya inhalación puede causar daños en la salud. Otra realidad preocupante era la presencia de grietas (producto de la actividad del volcán) en la subida a la cumbre.

Pero en octubre de 2017 esto cambió, Daniel Andrade, funcionario del IG-EPN, informó que la actividad del coloso a nivel interno y externo es baja. De ahí que el miércoles 4 de octubre se anunció que desde el sábado 7 el ascenso a cumbre quedaba habilitado.

Tarsicio Granizo, ministro del Ambiente, manifestó que para la apertura se tomaron en cuenta aspectos como el estado del glaciar y de las rutas, la cantidad de ceniza, la composición de los gases emitidos, la distribución de grietas.

“Esperamos que con la reapertura la llegada de visitantes se normalice”, comentó Granizo.

“La zona de la cumbre, que está muy cerca del cráter del volcán, tiene un riesgo inherente para todas las personas que quieran acercarse a este sitio, hay eventos volcánicos que los técnicos no podemos anticipar (…) Es necesario que aquellos que suben a la cumbre sepan que se exponen a un peligro y actúen con responsabilidad”, aconsejó Daniel Andrade, funcionario del IG-EPN.

De ahí que los montañistas deberán firmar un acta de descargo en la que se harán responsables de los riesgos que asumen al ascender a cumbre. Pese a que no es posible determinar la existencia de explosiones freáticas ni emanación de gases no forma parte de los requerimientos para la escalada llevar máscara. (I)

Pese a que la actividad del coloso es baja, en los últimos días aún ha expulsado gases. Desde Latacunga el espectáculo es impresionante. Foto: Silvia Osorio / para EL TELÉGRAFO

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