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El Telégrafo
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Los espacios Ofrecen talleres de música, teatro, danza y una variedad gastronómica

En Cuenca, la expresión cultural se traslada a las casas coloniales

Los centros culturales giran en torno al teatro, la música, la literatura y la gastronomía.
Los centros culturales giran en torno al teatro, la música, la literatura y la gastronomía.
Fotos: Fernando Machado/El Telégrafo
24 de septiembre de 2016 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

Mientras esperan el concierto de guitarra de Darío Torres, algunas personas de diferentes edades observan una exhibición de este instrumento en la parroquia azuaya San Bartolo. Otras descansan en grandes butacas y unos prefieren conversar en los amplios patios de una vieja casa situada en el centro histórico de Cuenca que sirve de escenario para este y otros actos culturales.

Una voz invita a pasar al escenario. Hay que subir escaleras de madera que crujen, es un sonido que se hace familiar posteriormente. Luego, una cortina se abre y deja ver una media docena de graderíos, que rápidamente se llena en medio de los saludos entre todos.

Bolívar Ávila, director del centro cultural Sono, invita a apagar los celulares porque no quiere que la programación sea interrumpida, aunque el guitarrista haya olvidado hacerlo con el suyo y, en pleno concierto, comience a timbrar. “Es chévere y muy acogedor”, se oyen voces.

Así como este centro cultural, que se activó hace 8 años, hay otros que siguieron los mismos pasos: El Avispero, dirigido por Galo Escudero Íñiguez; Casa Huacay-man, de Pepe Luna; Centro Cultural Imay, dirigido por Emilia Acurio; República Sur, del español Jordy Garrido, y el ya famoso, El Prohibido, que cumplió 20 años de existencia.

Para Ávila, no hay un objetivo económico, sino una necesidad:  contar con estos centros culturales, “ya que la institucionalidad no alcanza a dar este servicio”.

Según el promotor cultural, al inicio se pensó solo en utilizar una parte de la casa colonial, pero los proyectos hicieron que se extienda por otros departamentos. Cuando se le pregunta si la gente es receptiva, señala que hay 2 grupos. Uno conformado por los artistas, gestores culturales y el segundo compuesto por un público. Ávila indica que este tipo de trabajo es autogestionable, pero que sí aplican o recurren a fondos concursables.

En esta ruta de la cultura está  también, República Sur, que oferta eventos literarios y dispone de una librería llamada Correo del Sur, la cual trabaja con 52 editoriales independientes de Latinoamérica; los conciertos no se quedan atrás y se realizan los viernes y sábados. Tampoco están en el olvido las academias de tango y de flamenco.

En una casa tipo colonial, incluso, se puede degustar gastronomía internacional.

Este centro dispone de un periódico propio, llamado Gaceta Cultural, que circula mensualmente de manera gratuita y está dirigido a  sus clientes y gente interesada en la cultura. Está bajo la dirección de Jordi Garrido y Gustavo Peribañez, 2 españoles que se radicaron en Cuenca desde hace más de 2 años.

Emilia Acurio es directora del Centro Cultural Imay y señala que la falta de espacios para los artistas ha hecho que se vayan abriendo estos centros culturales. “El Prohibido dio el primer paso, pero como artistas era necesario tener otros sitios”.

Según Acurio, existe una gran respuesta, no solo de los artistas, sino del público, a los diferentes proyectos que ofrece, como danza, exposiciones y más.

Fernando Trujillo, secretario general de la Casa de la Cultura, dijo que siempre hay el incentivo de este ente, y que no se puede coartar este tipo de proyectos. “Al contrario estamos siempre para velar por la cultura”, indicó. (I)

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