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El 'Viajero' mueve la fe y la economía de Cuenca

La ropa que se alquila para las procesiones tiene gran demanda en estos días en Cuenca.
La ropa que se alquila para las procesiones tiene gran demanda en estos días en Cuenca.
Fernando Machado/ El Telégrafo
24 de diciembre de 2016 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

El Pase del Niño Viajero mueve a todos en Cuenca. Propios y extraños se preparan con anticipación para la gran fiesta que se celebra un día antes de Navidad.

Tiene el nombre de Niño Viajero debido a que hace más de 65 años, el sacerdote Miguel Cordero llevó la imagen a un recorrido por España, Portugal, Egipto, Italia y Grecia. Al retornar a su ciudad, Rosa Pulla (+), quien posteriormente se convirtió en la “mantenedora” (organizadora) de esta fiesta de Navidad, en su ‘hablar’ con la figura le dijo: “Por fin llegaste viajero”.

“Esta imagen es única y le tenemos tanta devoción”, resalta Mariela Contreras, quien llegó la semana pasada hasta la iglesia de El Carmen buscando información para estar presente en el Pase del Niño.

La efigie tiene 2 réplicas que datan de hace más de 20 años. La primera está en una urna expuesta hacia la calle Padre Aguirre, en el mismo claustro. Las religiosas Carmelitas le llaman el “Niño Trabajador”, porque los fieles que se acercan a rezarle son sobre todo quienes   buscan trabajo e imploran su ayuda. La otra figura es conocida como el “Niño Visitador” y pasa adentro de la iglesia.

Los preparativos para el Pase del Niño Viajero —dice Jorge Rodas,  miembro del grupo Hermano Miguel— se realizan con meses de antelación. Desde mayo comienzan las visitas a las parroquias y cantones de la provincia de Azuay, para invitar a la población a que forme parte de la procesión que congrega cada año a más de 60.000 personas a lo largo de la calle Bolívar, de la capital azuaya.  

El proceso de preparativos continúa con la visita de la imagen a varias instituciones públicas y privadas. Estas visitas se hacen desde octubre hasta mediados de diciembre.

En las instituciones públicas, los  trabajadores esperan impacientes la llegada de la imagen hasta sus oficinas, por ejemplo, en la Gobernación de la provincia, en la Municipalidad de Cuenca y en el sistema integrado de seguridad ECU911. En todos estos lugares prepararon la novena para recibir al Niño Jesús con villancicos y oraciones.

“Para nosotros es un momento muy especial, es la única oportunidad en el año que tenemos para agradecerle por todos los favores recibidos”, resalta el ciudadano Antonio Jara.

La fiesta de hoy comienza a las 09:00, parte desde el barrio Corazón de Jesús y avanza en contravía por la calle Bolívar hasta llegar a la iglesia de El Carmen de la Asunción a las 17:00, aproximadamente.

Los participantes se forman para desfilar desde las 05:00 y los carros alegóricos, añade Carmen Villavicencio, están desde la noche del viernes “cogiendo puesto”.

El Niño mueve la fe y la economía

Esta fiesta popular religiosa mueve también el comercio en la ciudad. En la calle Tarqui, hace 2 semanas, Rosa Orellana, quien fabrica ropa tradicional para los pases del Niño, ya tenía listas las prendas que se usan en el desfile para que sus clientes puedan escoger cuál comprar. Orellana se ha dedicado a esa actividad más de 40 años.

Por ejemplo, la elaboración de un traje compuesto por una pollera, un rebozo y un par de sandalias cuesta $ 80. El conjunto será utilizado para vestir a los niños mayorales. “Estas prendas ya casi no se venden”, indicó Orellana, tras señalar que vestir a un mayoral “cuesta mucho dinero”.  

“Antes eran muy característicos  estos personajes, llevaban de todo en el lomo del caballo. Allí había un chancho hornado, licor, pan, frutas, caramelos, chocolates, al menos por un valor de $ 1.500”, señaló Orellana, y agregó que el paso del tiempo y la crisis económica han hecho que muy pocos saquen un disfraz de esta naturaleza en la actualidad.

Sin embargo, Tania Sarmiento, presidenta de la Fundación Turismo para Cuenca, dijo que sí pondrán en escena un mayoral hecho con el ingenio de los jóvenes que colaboran en esta institución. “Queremos revivir esos viejos momentos, cuando un mayoral era la gran atracción de esta fiesta”, dijo la funcionaria.

Unas cuadras más abajo, Carmen Cornejo llegó preguntado por ropa de gitanas. Ella quería que todo esté listo para que su niña lleve esas prendas en el Pase del Niño.
“Hay que separar la ropa a tiempo, mi devoción ha sido de todos los años y esta no puede ser la excepción”, señaló la mujer.

Sin música no hay fiesta

Las bandas de pueblo fueron las más buscadas en estas 3 últimas semanas. Con su ritmo navideño ponen a bailar a los pastores y los danzantes. Las bandas casi no tienen tiempo libre en sus agendas para  comprometerse con otra fiesta que no sea esta, que concentra a “todos” en el centro de la ciudad.

El músico Patricio Bustos, dijo que el 24 y 25 de diciembre son fechas de mucho trabajo. Con un mes de anticipación ya llegan las personas interesadas para contratar su participación en el Pase del Niño. “Con el Viajero estaremos desde las 09:00 hasta las 12:00”, dijo Bustos.

Terminado este compromiso irán hasta la parroquia Checa, en la parte noreste del cantón Cuenca para participar en otra procesión por Navidad. El precio fluctúa entre los $ 150 y $ 200 la hora.

“Estamos preparados para todos estos acontecimientos. Tenemos un amplio repertorio de música navideña, por lo tanto, nuestros clientes saben que la fiesta será muy buena”, indicó Bustos de la banda Ramón Pesántez y los auténticos.

Pan y chicha acompañan el desfile

Estos 2 productos no pueden faltar en la procesión. Si bien no todos los asistentes podrán degustar de la chicha, porque se prevé que habrá unas 60 mil personas en todo el evento, al menos 7 mil feligreses saborearán este brebaje.

La chicha fue preparada con anticipación por Cesáreo Pulla, un hombre de 85 años que, pese a su edad, aún pone muchas ganas y devoción para tener listo el producto en las calles de Cuenca.

Pulla recuerda que desde los 6 años, junto a su madre, producía la chicha para regalar a quienes acompañan al Niño Viajero. Dos semanas atrás, él y 12 personas más trabajan en la elaboración de la bebida.

En esos días ingredientes como la panela y la caña de azúcar eran procesados y colocados en grandes recipientes. La meta era producir 7 mil litros de chicha. “La chicha que preparo la hago con mucha fe y devoción”, dijo.

No ha parado en su tarea de preparar este producto ni un solo año. Con anticipación a la fiesta, llegan de diferentes puntos de la ciudad y la provincia para ayudar a llevar la bebida que debe estar en las calles para apaciguar un poco la sed de las personas que desfilan en medio de  apretujones, pero con paciencia y   devoción por la imagen.

La preparación de la chicha le tomó alrededor de 20 días. El proceso es un poco largo hasta que se fermente y se pueda apreciar en el paladar. Los recursos para poder trabajar no provienen únicamente  de su bolsillo, también los vecinos del sector donde habita (Av. Remigio Crespo y El Batán) aportan con una ayuda de acuerdo a sus posibilidades.

El pan también es un elemento ya tradicional en este desfile. Se repartirán no menos de 30 mil panes.

El año anterior, Toya Crespo coordinó la elaboración de 8.500 panes y este 2016 continúa con la tradición. En el cantón Girón los devotos del Niño Viajero ayudaron a hacer 3.500 panes que fueron también repartidos en las calles de Cuenca, tal como sucederá hoy.

“Los 8 mil panes se elaboraron desde el 22 de diciembre”, dijo Crespo quien se encontraba desesperada por conseguir una banda de pueblo, puesto que le faltaba una para alegrar esta fiesta religiosa popular.

Este año, también Carmela Llivipuma Pulla elaboró 30 mil panes.  Para prepararlos tuvó la ayuda de su familia, vecinos y amigos. Ellos acuden para darle el apoyo necesario y hasta económico para comprar los ingredientes que se utilizan en la elaboración.

Para Tania Sarmiento, el Pase de Niño, es el “corazón de la Navidad de los cuencanos. Es la razón de ser de todas las actividades de diciembre”. Ahora —indicó— también se involucran los extranjeros que viven en Cuenca.

Varios de los casi 10 mil jubilados norteamericanos que habitan en la ciudad se visten de personajes bíblicos y forman parte de esta procesión que es Patrimonio Cultural de Ecuador. (I)

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